Washington.— Estados Unidos podría tener entre manos otro “caso Snowden”, o al menos algo parecido. El Departamento de Justicia confirmó ayer que en agosto pasado el Buró Federal de Investigaciones (FBI) arrestó a Harold Thomas Martin, de 51 años, contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), acusado de robo de propiedad del gobierno y la eliminación o retención sin autorización de material y documentos clasificados. Martin se enfrenta a 11 años de cárcel por los dos delitos de los que se le acusa.

En los últimos tres años, EU ha sufrido al menos dos robos de material considerado “top secret”: el de Edward Snowden, en 2013, y el reciente de Martin, una situación embarazosa para la agencia de espionaje y vigilancia más importante del mundo. “Es una situación que el presidente Barack Obama se toma muy en serio”, aseguró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest.

En el caso de Martin, los investigadores encontraron seis documentos producidos en 2014 que contenían información considerada “top secret” y que ponían en compromiso “crítico” muchos ámbitos de la seguridad nacional.

No se ha confirmado el tipo de documentos de los que se trata, pero reportes de medios como el diario The New York Times, señalan que serían los códigos para piratear sistemas informáticos de gobiernos extranjeros, especialmente de rivales como Rusia o China.

Aunque al principio el detenido negó las acusaciones, al mostrarle los documentos admitió que los tomó a sabiendas de que era material clasificado. “Sabía que no tenía la autorización (…) que lo que había hecho estaba mal y que no debería haberlo hecho”, se indica en el informe de petición de detención.

James Wyda, abogado defensor, dijo que su representado “ha dedicado toda su vida a proteger su país” y que “no hay evidencia de que lo traicionara”.

Esa es, junto con el volumen de documentos robados, una de las grandes diferencias entre Snowden y Martin: el tratamiento por parte de la justicia. Si bien ambos trabajaban para la misma empresa —la consultora Booz Allen Hamilton, que se dedica a prestar servicios de seguridad y análisis a agencias de inteligencia y defensa de EU—, el gobierno considera a Snowden un “traidor” por haber filtrado a la prensa los documentos que extrajo de la NSA.

Por el momento se desconoce el motivo de Martin, pero no será considerado como un caso de espionaje ya que, a diferencia de Snowden, no tenía motivos políticos ni quería hacerlo público “por creer que [la NSA] hace algo ilegal”, dijeron fuentes de la investigación a The New York Times, aunque todo dependerá de la evolución de la investigación.

La credibilidad de la agencia de seguridad y espionaje de EU está bajo mínimos y, con ella, la de la administración Obama en este ámbito.

En los últimos años ha visto como se han multiplicado las filtraciones (ya sea a través de Snowden o WikiLeaks) y han aumentado las intromisiones en sistemas informáticos de partidos políticos y entidades electorales. No ayuda en nada que también ayer se conociera que Yahoo espió correos de sus clientes por petición del FBI y la NSA.

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