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Bruselas.— El quirúrgico proceso forense emprendido hace dos años en Holanda para establecer responsabilidades por el derribo del avión comercial MH17, arrojó conclusiones preliminares que apuntan hacia Moscú.
El grupo internacional de investigación establecido en Países Bajos sostiene que el Boeing 777 de Malaysia Airlines fue derribado en pleno vuelo por un misil “Buk” de fabricación rusa. El proyectil fue lanzado por un vehículo de artillería móvil en poder de rebeldes prorrusos y que después fue devuelto a territorio ruso.
Concretamente, el misil habría sido lanzado desde una zona de cultivo cerca de Pervomaisky, controlado en ese momento por los separatistas prorrusos. Las 289 personas, 193 de nacionalidad holandesa, que viajaban de Ámsterdam a Kuala Lumpur perdieron la vida durante la tragedia registrada el 17 de julio de 2014.
“Con base en la investigación criminal, podemos concluir que el vuelo MH17 fue derribado por un misil Buk de la serie 9M83 traído desde territorio de la Federación Rusa”, afirmó en conferencia de prensa Wilbert Paulissen, jefe del Departamento de Investigaciones Criminales de la Policía Nacional holandesa.
Las pruebas recaudadas también ponen bajo la mira a un centenar de personas que estuvieron presentes o de alguna manera desempeñaron algún tipo de función durante el lanzamiento del misil o el traslado del material bélico.
El coordinador del equipo de investigación conjunta, Fred Westerbeke, sostuvo que la identidad de los presuntos implicados ha sido establecida, pero eso no implica que automáticamente sean consideradas como sospechosas.
Los resultados se basan en entrevistas a más de 200 testigos, escuchas a 150 mil llamadas telefónicas interceptadas, revisiones de medio millón de fotografías y grabaciones de video, consultas de imágenes de radar y satelitales, así como el análisis del contenido de decenas de contenedores llenos con partes del avión derribado.
Las conclusiones de la unidad investigadora concuerdan con los reportes previos de The Associated Press que establecieron poco después de la destrucción del avión que un lanzador Buk M-1 con misiles tierra-aire fue visto el 17 de julio de 2014 en el poblado de Snizhne, también controlado por los rebeldes, cerca de Pervomaisky.
Para el primer ministro holandés, Mark Rutte, los resultados alcanzados constituyen un paso más hacia la verdad y el castigo de los responsables. “Estamos haciendo progreso paso a paso. El siguiente paso es procesar a los autores. De allí la importancia de esta investigación”, dijo Rutte a la cadena holandesa NOS desde Corea del Sur, país en el que realiza una gira de trabajo.
Los familiares de las víctimas fueron informados poco antes de la publicación del informe.
El presidente ruso Vladimir Putin ha desconocido hasta ahora las evidencias judiciales arrojadas por el equipo internacional dirigido por la justicia holandesa en conjunto con expertos de Australia, Bélgica, Malasia y Ucrania. Rusia además se ha opuesto a la creación de un tribunal para investigar y juzgar el caso bajo mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque el portavoz de Putin ha insistido en que su gobierno está comprometido con la transparencia y el esclarecimiento de los hechos.
El Ministerio ruso de Exteriores consideró “parcial” y “políticamente motivada” la investigación. “Los investigadores continúan ignorando pruebas irrefutables de Rusia pese al hecho de que Moscú es el que está suministrando la única información creíble y divulgando sus nuevos datos”, señaló en un comunicado la portavoz Maria Zajarova.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que nuevos datos de radar rusos demuestran que el misil no fue disparado desde territorio de los separatistas y dijo disponer de “pruebas irrefutables”.
En el pasado la ciencia forense ha logrado esclarecer con éxito otros desastres aéreos, entre ellos está el caso del vuelo PanAm 103 derribado sobre Lockerbie, Escocia, en 1988; el vuelo 4590 de Air France que se estrelló en Gonesse en 2000 tras partir de París, y el vuelo 611 de China Airlines que estalló en el aire y cayó en el estrecho de Taiwán en 2002.