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San José.— Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, anunció ayer que su esposa, Rosario Murillo, lo acompañará como candidata a vicepresidenta en los comicios del 6 de noviembre próximo, ante las declaraciones de Estados Unidos de que está “profundamente preocupado” por las limitaciones a la democracia impuestas por el gobierno con la destitución de 28 diputados opositores en la Asamblea Nacional (Congreso unicameral).
“Urgimos al gobierno nicaragüense enérgicamente a crear un ambiente más abierto para unas elecciones libres e imparciales que permitan al pueblo determinar el futuro de su país”, aseguró el Departamento de Estado estadounidense en un comunicado.
“Unas elecciones creíbles y la pluralidad política son fundamentales para cualquier democracia fuerte”, señala el documento, al clamar por la “separación de poderes” e instar a Ortega a “respetar” a su pueblo para que haya comicios “imparciales y transparentes”.
Washington fustigó las maniobras ejecutadas por Ortega, que ejerce el control de los poderes Ejecutivo, Judicial, Legislativo y Electoral.
Por la tarde, Ortega terminó con el misterio sobre la vicepresidencia y designó —como se preveía— a su esposa, quien es coordinadora general del gobierno, como aspirante por la Alianza Unida Nicaragua Triunfa, comandada por el gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN).
Los pronósticos opositores y oficialistas dan por descontado el tercer triunfo consecutivo de Ortega como candidato a la presidencia, quien puede reelegirse indefinidamente.
El presidente, quien asumió el primer quinquenio en 2007, el segundo en 2012 y espera comenzar el tercero en 2017, es acusado por la disidencia sandinista de imponer un régimen de partido único. Los opositores denuncian que con Murillo como aspirante vicepresidencial se avanza a un sistema dinástico de gobierno. Por su parte, Ortega dijo que Nicaragua vive con pureza electoral. La papeleta muestra equidad de género, alegó.