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Varios antiguos combatientes y los familiares de los soldados británicos muertos en la guerra de Irak indicaron hoy que tratarán de procesar al exprimer ministro laborista Tony Blair, al que responsabilizan de un conflicto que califican de "ilegal".
Un grupo de veteranos de esa contienda, que duró del 20 de marzo al 1 de mayo de 2003 y fue seguida, hasta la retirada de tropas en 2009, de una sangrienta posguerra, se sumó a los parientes de los fallecidos para pedir responsabilidades políticas.
Muchos de ellos participaron en una manifestación en el centro de Londres, organizada por la Coalición Paren la Guerra, en solidaridad con las víctimas británicas e iraquíes y para condenar la invasión, que lideró Estados Unidos con el apoyo del Reino Unido y España.
Alrededor de doscientas personas se congregaron a las puertas del Parlamento para la presentación por parte del exalto funcionario John Chilcot de un esperado informe sobre la preparación y consecuencias de la contienda.
En el documento, repartido en doce volúmenes, Chilcot concluye que la invasión del país árabe "no era el último recurso" disponible y se fundamentó en pruebas "defectuosas", socavó la autoridad de la ONU y tuvo efectos que "se sufren aún hoy".
El autor difundió además correspondencia en la que se revela que Blair prometió, ya en 2002, al entonces presidente de EEUU, George Bush, respaldo incondicional para derrocar al entonces presidente iraquí, Sadam Husein, al que se acusó falsamente de tener armas de destrucción masiva.
Tras una primera lectura del informe, los familiares de los 179 soldados británicos caídos en el conflicto, en el que murieron medio millón de iraquíes, anunciaron que estudiarán medidas legales contra "las partes implicadas" en la decisión de invadir el país árabe.
Su abogado, Matthew Jury, adelantó que en las próximas semanas analizarán el texto al detalle para ver si hay base para imputar a responsables gubernamentales, "si queda demostrado que actuaron de forma ilegal o abusaron de su poder".
"Me encantaría ver a Blair en un tribunal", declaró Rose Gentle, cuyo hijo Gordon murió en 2004, a los 19 años, cuando el todoterreno en el que viajaba (vehículo que posteriormente se consideró inadecuado para un escenario y unas circunstancias semejantes), explotó por la acción de una bomba en una carretera de la ciudad meridional iraquí de Basora.
"Espero que Blair se vaya a la cama y piense: '¿Qué diablos he hecho?', porque nunca será perdonado", afirmó Gentle, quien añadió: "No se le recordará como primer ministro, sino como la persona que los envió (a los soldados) a una guerra ilegal".
"Muchas familias quieren llevar a Tony Blair a los tribunales", apostilló Melinda Ingram, que perdió a su hijo Chris en 2007, horas antes de su prevista vuelta a casa, aunque reconoció que quizás "no sea posible".
Sarah O'Connor, cuyo hermano Bob murió cuando su avión fue derribado en 2005, se preguntó "por qué Blair, si está tan seguro de su decisión, no está aquí, mirándonos a los ojos", y agregó: "hay un solo terrorista, y su nombre es Tony Blair".
El exsoldado Ben Griffin, que sirvió en Irak en 2005, dijo que el antiguo primer ministro laborista y su entonces ministro de Asuntos Exteriores, Jack Straw, "deberían afrontar un juicio marcial", en lugar de dejar recaer la responsabilidad en los soldados que cumplían órdenes.
"Yo fui responsable de atacar a civiles en sus hogares, de capturar a hombres que después fueron torturados en prisiones por soldados estadounidenses. Fuimos responsables de una ocupación que quebrantó muchas de las convenciones de Ginebra", lamentó.
"Estamos listos para que Tony Blair comparezca ante la justicia", señaló otro exsoldado, John Smith.
También antiguos mandos militares han lamentado las consecuencias de un conflicto que dividió al Reino Unido y manchó irreparablemente el legado de Blair.
El capitán Doug Beattie pidió al Gobierno actual, dirigido por el conservador David Cameron, que ofrezca una disculpa a las familias de los soldados fallecidos y a los iraquíes.
Denunció asimismo que los soldados que participaron en la guerra de Irak tienen "cicatrices mentales" por haber estado implicados en un conflicto construido sobre "premisas falsas" y que no contó con el respaldo de la opinión pública.
El Gobierno de Blair, explicó, les mandó con el argumento de que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva, pero los militares pronto se dieron cuenta de que no era así y de que los combatientes iraquíes "eran solo un puñado de desgraciados sin comida y vestidos con harapos que se alegraban cuando les hacíamos prisioneros".
jlcg