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Filadelfia.— Hillary Clinton es oficialmente la candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos y en su primer discurso fue tajante: no habrá muro en la frontera con México, los inmigrantes son bienvenidos y tendrán la reforma migratoria para mantener a las familias unidas.
“No construiremos un muro”, aseguró, al contrario. La candidata presidencial prometió “construir un camino a la ciudadanía para los millones de inmigrantes” que forman parte de la sociedad estadounidense y que contribuyen a su economía. “Sería contraproducente e inhumano echarlos”, cuando ellos ayudaron a construir el país, exclamó.
En el discurso más importante de su carrera política, tras casi cuatro décadas en el ojo público, Hillary Diane Rodham Clinton se convirtió en la primera mujer candidata de uno de los dos grandes partidos de Estados Unidos. “Con humildad, determinación y confianza infinita en la promesa estadounidense, acepto su nominación para la presidencia”, expresó ante el aplauso general de los demócratas.
Señaló que el país se encuentra en un momento “crucial” de su historia ante la amenaza de su rival en las elecciones, el republicano Donald Trump.
Recordó que durante el año pasado mucha gente cometió el error de reírse de los comentarios e insultos de Trump, justificándolo con el argumento de que se trataba de un show.
“En un primer momento, lo admito, yo tampoco podía creer lo que decía. Fue muy difícil entender que alguien que pretende dirigir nuestra nación pudiera decir esas cosas. Pero esta es la triste verdad: ‘No hay otro Donald Trump’... Es éste”, reconoció.
“Quiere que tengamos miedo del futuro y del otro”, advirtió Clinton, pero dijo tener la solución: actuar contra él y rebatir todas las propuestas del magnate; empezando por la construcción del muro y la amenaza e insultos a los inmigrantes, y siguiendo por acabar con las desigualdades, proponer una reforma migratoria y del sistema judicial.
“No tenemos miedo. Nos levantaremos ante el reto, como siempre lo hemos hecho”, aseguró.
El discurso de aceptación de Clinton fue el resumen de todo lo que el Partido Demócrata quiso mostrar en su cónclave de cuatro días en Filadelfia. Ante la oscuridad y el tenebrismo del Partido Republicano, su propuesta fue optimismo y confianza en el futuro. Un progreso que sólo se puede llevar a cabo con unidad, poniendo el “nosotros” por delante del “yo”.
“Juntos somos más fuertes”, resumió la candidata, haciéndose eco del lema de campaña con el que quiere llegar a la Casa Blanca y convertirse en la primera mujer en los 240 años de historia de EU que lo consigue.
“No es sólo un eslogan de nuestra campaña. Es el principio que siempre nos ha guiado como el país que somos”, aseguró.
La demócrata se dedicó a repasar una por una sus propuestas, ideas que también marcaron el camino de Barack Obama.
Si el miércoles el actual presidente la nombró su sucesora natural, Clinton se dedicó a confirmarlo con sus promesas. Como, por ejemplo, la reforma migratoria que está bloqueada en el Tribunal Supremo. “Una reforma migratoria extensa hará crecer nuestra economía y mantendrá familias unidas —y eso es hacer lo correcto—”, afirmó.
También citó el aumento del salario mínimo, el fin del racismo contra afroamericanos y latinos, la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, el control de armas, la lucha contra el cambio climático, la expansión de un sistema de salud público.
Fue un acoso y derribo a la figura del candidato republicano, dejando en evidencia las incongruencias de sus palabras, la ineficacia de sus propuestas y el egocentrismo que demuestra cada vez que se dirige a los estadounidenses.
“Basta de intolerancia y grandilocuencia. Donald Trump no está ofreciendo un cambio real”, dijo. Y añadió: “Está ofreciendo promesas vacías. ¿Nosotros? Una agenda atrevida para mejorar la vida de la gente de todo el país —con seguridad, buenos trabajos, y dando a los niños las oportunidades que merecen—”.
Y, con todas sus propuestas y el ataque frontal a Donald Trump, hizo una llamada a todos los estadounidenses a unirse a su idea de país, un guiño a todos los republicanos desencantados con la elección de su partido para representarles en la arena política de camino a la Casa Blanca.
“La elección es clara”, afirmó, e hizo una promesa: “Seré presidenta de los que luchan, de los que se esfuerzan y de los que tienen éxito. (…) La presidenta de todos los estadounidenses”.