Madrid.— Mariano Rajoy se coronó ayer como vencedor de las elecciones españolas. Contra todas las encuestas, la derecha del Partido Popular (PP) mejoró los resultados de diciembre, cuando ningún partido consiguió formar una coalición de gobierno. La izquierda del Partido Socialista (PSOE) perdió escaños respecto a diciembre y Podemos, al que sondeos daban como favorito para quedar segundo, finalmente se tuvo que conformar con el tercer lugar.

“Hemos ganado las elecciones, reclamamos el derecho a gobernar”, dijo anoche un eufórico Rajoy, presidente del gobierno en funciones desde el 20 de diciembre. En las elecciones de ese mes, parte del voto de derecha se transfirió del PP al emergente partido reformista Ciudadanos, la gran decepción de ayer con 32 diputados (ocho menos que hace seis meses). Todos los apoyos perdidos, más el voto de protesta que se había ido a la izquierda, volvieron ayer al PP, que consiguió 137 escaños de los 176 necesarios para alcanzar la mayoría absoluta. Pactar, por tanto, seguirá siendo una necesidad para formar gobierno.

El PSOE se presentó como protagonista de la noche. La formación de Pedro Sánchez sabía que sería la bisagra que decidiría si el gobierno se escoraba hacia la izquierda o hacia la derecha, optando por un Ejecutivo junto a Podemos o junto al PP. Sin embargo, un pacto con Podemos parece ahora difícil: las dos fuerzas de izquierdas en conjunto (159 escaños) quedan lejos de la mayoría absoluta (176 curules). Para formar gobierno necesitarían el apoyo de los nacionalistas catalanes, que exigen la convocatoria de un referéndum sobre su independencia, una condición que el PSOE no acepta.

El 19 de julio se constituye el nuevo Parlamento español. A partir de entonces el rey Felipe VI puede abrir la ronda de contactos con los partidos que prevé la Constitución. En contraste con lo ocurrido hace seis meses, cuando el PP negociaba con la carga de ser una formación castigada por los casos de corrupción y los recortes sociales, ahora negociará con la fuerza de ser el partido que los votantes —la participación de ayer fue de 69.8%— eligieron como el más conveniente en un entorno de inestabilidad, sobre todo tras el referéndum del jueves pasado en el que los británicos decidieron abandonar la Unión Europea.

Así, Rajoy tiene todo en favor, pero deberá convencer al PSOE de que le apoye o se abstenga y lo deje gobernar. Pese a tener mejores resultados, la izquierda no llegó a un acuerdo en diciembre y en los comicios de ayer obtuvo cinco diputados menos que entonces. Podemos, que confluyó este domingo en coalición con Izquierda Unida, se deja un millón y medio de votos. Es la primera gran derrota de Pablo Iglesias, quien anoche compareció con expresión de luto y reconoció: “Los resultados no son satisfactorios. Teníamos expectativas diferentes”.

Las negociaciones de los próximos días harán que todas las especulaciones poselectorales queden rápidamente viejas. Para llegar a formar un gobierno se necesitarán concesiones; queda por ver si éstas serán importantes o accesorias. Como condición para apoyar al Partido Popular, Ciudadanos siempre ha dicho que exigiría que Mariano Rajoy no sea presidente. Pedro Sánchez también ha insistido en que nunca respaldaría a Rajoy, pero anoche fue ambiguo al respecto. Prefirió insistir en que el PSOE sigue siendo la segunda fuerza del país.

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