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La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, rechazó ayer la legitimidad del proceso de destitución al que se enfrenta y sugirió que, si se quiere “juzgar” su gobierno, que sea el pueblo quien decida.
“Desde el punto de vista de la política, el gran juez es el pueblo brasileño. Si quieren hacer un proceso en contra de mi gobierno, que acudan al pueblo brasileño y no al impeach- ment. Sólo quien tiene la legitimidad del voto, puede decidir”, dijo Rousseff durante la ceremonia de inauguración de un centro de investigación agrícola de la empresa estatal Embrapa en Palmas, Tocantins.
Es la primera vez que Rousseff sugiere en público la celebración de elecciones, pero esta posibilidad no está contemplada en la Constitución en el caso de destitución o renuncia de un mandatario. La presidenta reiteró su tesis de que el proceso de destitución se trata de un “golpe de Estado”, porque “no tiene base legal” y ella “ni siquiera” participó en los supuestos ilícitos que le imputa la oposición. La denuncia tiene que ver con unas maniobras contables, supuestamente irregulares, realizadas en los últimos años.
Asimismo, acusó a la oposición de tratar de llegar al poder para “acabar” o reducir los programas sociales que ha impulsado su gobierno.
Aseguró que la eventual gestión del actual vicepresidente, Michel Temer, quien sustituiría a Rousseff si es apartada del cargo, quitará a 36 millones de personas el Bolsa Familia, principal programa de subsidios a los pobres, de los 46 millones que actualmente lo reciben. “El gasto del Bolsa Familia es menor a 1% del PIB. Quieren hacer ahorro con el dinero de los más pobres”, acusó la presidenta.
Temer, quien está trabajando en los preparativos de montaje de su eventual gobierno, ha negado varias veces que se proponga eliminar los programas sociales.
Según la mandataria, sus opositores nunca ganarían las elecciones con un programa que contemplase esos recortes sociales que impulsó su gobierno y el de su antecesor y padrino político, Luiz Inacio Lula da Silva.
Rousseff reiteró que va a “resistir hasta el fin”, por lo que no renunciará aunque el Senado decida en los próximos días iniciar el juicio político, para lo que sería necesario el voto en favor de más de la mitad del total de 81 senadores. La votación crucial se celebrará previsiblemente el miércoles en el pleno de la Cámara Alta.
Si los senadores aprueban el inicio del juicio político, Rousseff se verá obligada a apartarse del cargo hasta que culmine el proceso, que puede alargarse por un máximo de 180 días. Durante ese periodo Temer asumiría la presidencia de forma temporal.
Temer mantuvo reuniones en Sao Paulo con asesores, en plenas labores de preparar el gabinete con el que sustituiría a Rousseff.
El senador Blairo Maggi, considerado como uno de los mayores productores de soja del mundo, anunció que recibió la invitación para ser ministro de Agricultura en el eventual gobierno de Temer.