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En medio de advertencias sobre la similitud de la situación económica actual y la que se dio previo al estallido de la crisis financiera global de 2008, los líderes del G7 apostaron por aplicar estímulos fiscales y reformas estructurales, como receta para volver a la senda del crecimiento.
Al concluir, hoy, la cumbre anual celebrada en el parque natural de Ise-Shima (centro de Japón), el Grupo de los Siete acercó posturas para lanzar un mensaje unificado sobre política económica y prometieron, pese a sus divergencias, “afrontar colectivamente” los riesgos al crecimiento global, incluyendo amenazas al orden internacional como ataques terroristas, extremismo y flujos de refugiados.
Los líderes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido coincidieron en su diagnóstico de la coyuntura económica, que definen como “de incertidumbre creciente” debido a factores como la ralentización de China y de otros países emergentes o la caída de los precios del petróleo.
El primer ministro japonés, Shinzo Abe, advirtió que el panorama económico actual se asemeja al escenario que quedó tras la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, en 2008, desatando una crisis financiera global. Los líderes del G7 pidieron incrementar las inversiones estatales y aplicar otros estímulos fiscales “de forma flexible y en función de la capacidad y la situación de cada país, con el objetivo de estimular la demanda”, explicó el portavoz de Exteriores del gobierno nipón, Yasuhisa Kawamura.
El G7 destacó la necesidad de hacer reformas estructurales y promover una mayor apertura de los mercados con vistas a mejorar la competitividad. Este enfoque supuso un punto intermedio entre las posturas de Japón, Estados Unidos y Canadá, partidarios de políticas comunes de estímulos fiscales e inversión pública, y las de Reino Unido y Alemania, más partidarios de la disciplina presupuestaria.
Los líderes expresaron su inquietud compartida ante la situación de la región ucraniana de Crimea, anexionada por Rusia, el auge del terrorismo y el extremismo violento en Medio Oriente y los desarrollos armamentísticos de Corea del Norte. También expresaron su respaldo a que Reino Unido se mantenga dentro de la Unión Europea.
Tras la cumbre, Abe y Obama tenían previsto partir a Hiroshima para la visita que el presidente de EU realizará a esta ciudad, donde se lanzó la primera bomba atómica, en 1945.