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La confirmación de que el gobierno del presidente nicaragüense Daniel Ortega compró 50 tanques de guerra a Rusia, destapó un secreto a voces que corre por Centroamérica como alerta sobre una renovada carrera armamentista: aunque sufren dramáticos escenarios de hambre, miseria y marginación social, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala mantienen un constante aumento de sus gastos militares anuales conjuntos.
Cifras actualizadas del Instituto Internacional de Estudios para la Paz (Sipri), reconocido centro de Suecia de monitoreo de gastos militares, reveló que los presupuestos de los ejércitos de los cuatro países aumentaron de 674.6 millones de dólares en 2000 y de 713.1 millones de dólares en 2002 a 772.3 millones de dólares en 2012, a 879.3 millones de dólares en 2013 y a 889.4 millones de dólares en 2014, para llegar a 891.4 millones de dólares en 2015.
En un anuncio que inquietó en la zona, Rusia confirmó esta semana que vendió 50 tanques T-721B1 a Nicaragua en 80 millones de dólares y que prepara el envío del primer grupo de 20 unidades. Nicaragua confirmó a finales de 2014 que comprará seis aviones MiG-29 a Rusia, a 29 millones de dólares cada uno.
Nicaragua recibió dos helicópteros Mi-171 de Rusia en 2009. Moscú ha entregado una ayuda castrense por más de 26.5 millones de dólares desde 2009 a Managua, que adquirió armas, uniformes y vehículos militares blindados en Rusia. Ortega ha dicho que su plan es modernizar y fortalecer al ejército.
“La remilitarización en Centroamérica, ahora empujada por Nicaragua en conjunto con Rusia, es un retroceso más del frágil equilibrio cívico-militar que se logró” con un acuerdo regional de paz de 1987, dijo el costarricense Rándall Arias, director ejecutivo de la (no estatal) Fundación para la Paz y la Democracia (Funpadem), de esta ciudad.
Luego de que Centroamérica firmó en 1987 un pacto de paz que condujo a que, en un plazo de nueve años, acabaran las guerras civiles en Nicaragua, El Salvador y Guatemala, los militares retornaron a sus cuarteles tras comandar los regímenes castrenses que gobernaron en esas naciones y en Honduras en el siglo XX. Costa Rica, que fue la excepción por carecer de ejército desde 1948, fustigó el rearme nicaragüense.
Arias lamentó, durante una entrevista con EL UNIVERSAL, que aunque los militares retornaron a sus cuarteles tras la firma de la paz, el aumento de la violencia criminal provocó que “los ejércitos no sólo salieron a las calles para realizar labores de policía, sino que ahora obtienen equipo ofensivo”.
Otros negocios. La inseguridad en Centroamérica, una de las zonas más violentas del mundo y que en algunas etapas registró una tasa regional de más de 44 homicidios por cada 100 mil habitantes, y las rencillas limítrofes entre países del istmo justificaron el rearme como vía para atacar al crimen organizado transnacional y defender fronteras.
Rusia se concentra en Nicaragua, pero sin ser la única proveedora de pertrechos bélicos al istmo. Brasil, Estados Unidos, Taiwán, República Checa, Holanda y Chile también participan en negocios con las fuerzas armadas de Guatemala, El Salvador y Honduras, pero sin descartar que haya más vendedores y donantes de América, Asia y Europa.
Por falta de dinero, el ejército de Guatemala suspendió a finales de 2013 una compra a Brasil de seis Súper Tucano, de reconocimiento y combate, por 133 millones de dólares que formalizó en abril de ese año. En octubre de 2013, Guatemala recibió una donación de EU de seis helicópteros Súper Huey valorados en 40 millones de dólares y repotenció 12 helicópteros donados en 2014 por Taiwán y tres UH-H1, de manufactura estadounidense, que hace muchos años integran su flota militar.
En 2015, las Fuerzas Armadas de Honduras recibieron cuatro helicópteros UH-H1 donados por Taiwán, compraron dos aviones Let-410 a la República Checa y negociaron con Brasil que la empresa de ese país Embraer le repare seis aviones T-27 Tucano por 9.5 millones de dólares. En 2014, Honduras obtuvo seis helicópteros donados por EU y en 2012, con un préstamo de 62 millones de dólares, compró dos corbetas a Holanda.
El Salvador, que en 2012 obtuvo tres helicópteros de EU valorados en nueve millones de dólares, recibió 10 aviones A-37 Dragonfly en 2014 que compró en 8.5 millones de dólares a Chile en 2013 y que fueron desechados por el ejército chileno por tener más de 50 años de haber sido construidos en EU.
“Hoy en la región”, alertó Arias, “se siguen acumulando pequeñas bombas de tiempo que ojalá no estallen juntas o unas contra otras”.
En contraste con el gasto militar, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) informó que, en el periodo 2014-2016 y con más de 36 millones de habitantes, en las cuatro naciones hay 5.3 millones de personas subalimentadas. Del total, en El Salvador suman 800 mil personas (12.4% de la población), 2.5 millones en Guatemala (15.6%), un millón en Honduras (12.2%) y otro millón en Nicaragua (16.6%).