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Nancy Reagan, fallecida ayer a los 94 años, fue una elegante primera dama que supeditó su carrera a la de su marido, pero que dejó su propia huella en la política como la asesora más cercana del ex presidente de Estados Unidos y, más adelante, como una influyente voz en favor de la investigación con células madre.
La viuda de Ronald Reagan fue una primera dama sofisticada y polémica, criticada en su paso por la Casa Blanca (1981-1989) por su derroche en un momento de crisis y por consultar a una astróloga para planear la agenda de su marido. Pero también fue una voz vital en las decisiones del ex presidente.
Poco exitosa como actriz, Nancy Reagan se entregó con absoluta devoción a su matrimonio desde 1952. “Mi vida comenzó con Ronnie”, aseguró Nancy en una entrevista en 1975, antes de ser primera dama.
Ese tipo de declaraciones no sentaron bien al movimiento feminista que florecía en los 80 en EU, pero favorecieron su imagen entre los conservadores y permitieron que Nancy apareciera en la lista anual de las 10 mujeres más admiradas del país durante toda la presidencia de Reagan.
Quien fuera la segunda esposa de Reagan, sufrió en 1987 una mastectomía y en agosto de 1990 le extirparon una parte de piel con células cancerosas. Pero su mayor prueba llegó en 1994, con el Alzheimer del ex presidente, y Nancy se convirtió en su enfermera por 10 años hasta su muerte.
Tras esa experiencia, Nancy desafió las convenciones del partido y se enfrentó al entonces presidente de EU, George W. Bush, al defender la investigación con células madre contra el Alzheimer. Su proyecto más conocido como primera dama fue la campaña “Just Say No”, con la que pedía a los jóvenes decir: “No a las drogas”.
Los Reagan tuvieron una devoción mutua legendaria durante más de 52 años de matrimonio. Siempre aparecían tomados de las manos. Ella asistía a los discursos políticos de su marido brindándole una mirada de adoración tal que se ganó el apodo de the gaze (la mirada). Él la llamaba mommy y toda su vida le escribió cartas de amor que ella guardó, publicó como un libro y las usó como consuelo cuando él ya no pudo recordarla debido al mal del Alzheimer.
Numerosos líderes políticos estadounidenses lamentaron su fallecimiento. Nancy Reagan redefinió el rol de primera dama en su época, afirmaron el presidente Barack Obama y su esposa Michelle. “Rezamos para que ella y su amado marido estén juntos nuevamente”. Los ex presidentes Bill Clinton y su esposa Hillary; George W. Bush y su esposa Laura, y Jimmy Carter también enviaron sus condolencias. El precandidato republicano Donald Trump dijo en Twitter: “Nancy Reagan, la esposa de un verdaderamente gran presidente, era una mujer increíble. ¡Se le extrañará!”.