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El Congreso español rechazó hoy en segunda votación al socialista Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, un hecho inédito en España que abre un periodo de incertidumbre en el que se pueden presentar nuevos candidatos o convocar nuevos comicios si en dos meses no hay jefe del Ejecutivo.
Esta fue la segunda votación a la que se sometió Sánchez, 48 horas después de la primera, tal y como ordena la legislación, en esta ocasión con el resultado de 219 votos en contra y 131 a favor.
El resultado de hoy era el esperado, puesto que la posición de todos los grupos estaba clara desde hace dos días, cuando el PP (centroderecha, 123 escaños), Podemos (izquierda, 69), y los partidos de izquierda minoritarios y nacionalistas, votaron en contra.
El candidato socialista necesitaba hoy más síes que noes, pero sólo contó con 131 votos a favor, los noventa escaños de su partido y los cuarenta de la formación liberal Ciudadanos y uno de la formación nacionalista canaria, en una Cámara integrada por 350 diputados.
En su discurso previo a la votación, Sánchez defendió su candidatura de nuevo con la promesa de un gabinete "reformista y de progreso" y pidió para ello el respaldo de los partidos que desean un cambio y que proceda tanto de su izquierda como de su derecha.
El líder socialista dijo que ese cambio sólo es posible a través de un acuerdo "transversal", que incluya a los liberales de Ciudadanos, ya comprometidos con Sánchez, como al partido Podemos, de izquierda.
"Acepté el encargo del rey para solventar el problema creado por Rajoy y que haya normalidad democrática", recordó Sánchez, quien se atribuyó el mérito de haber acabado con el "bloqueo" institucional en que sumió a su juicio, el rechazo del presidente en funciones.
"Siento en el alma que España no tenga mañana un Gobierno", señaló hoy Sánchez tras la frustrada votación, antes de responsabilizar a PP y Podemos de esta situación y anunciar que seguirá trabajando para conformar una mayoría que logre "con urgencia" el "gobierno de cambio" que necesita España.
En su replica en la Cámara, el presidente en funciones, Mariano Rajoy, advirtió que su partido votaría en contra del candidato socialista porque sus propuestas suponen "la demolición" de la obra que su formación, el Partido Popular, ha construido en la última legislatura, y son las que "han permitido superar el desastre" de la herencia del último gobierno del PSOE.
Rajoy incluso acusó al líder socialista de haber cometido "corrupción" al haber puesto "las instituciones a su servicio" en este debate de investidura, por llegar a él sin los apoyos necesarios.
Por su parte, el portavoz de Podemos (izquierda), Pablo Iglesias, votó no por estar en desacuerdo con el pacto de los socialistas con los liberales de Ciudadanos y pidió a Sánchez que mire a las fuerzas de izquierda y nacionalistas y trabaje en beneficio de un pacto con ellas que "preocuparía a las oligarquías" españolas.
El único apoyo de Sánchez es Ciudadanos, cuyo líder, Albert Rivera, criticó a PP y Podemos por su "conformismo y pereza" ante el cambio y les pidió que "dejen de destruir", porque "necesitamos una nueva etapa política".
Durante los dos próximos meses el rey Felipe VI podrá proponer nuevos candidatos -incluido de nuevo el propio Sánchez- si cree que alguno puede tener apoyos, pero si transcurre ese período sin nuevo presidente el Parlamento se disolverá y habrá elecciones a finales de junio.
Tanto el grupo del Partido Popular como Podemos han emplazado en las últimas horas a retomar las negociaciones tras la fallida sesión de investidura de hoy, con el objetivo de alcanzar un nuevo Ejecutivo antes de que transcurran dos meses.