El primer golpe lo asestó Donald Trump, con un video en el que se burla del liderazgo de Hillary Clinton mientras ésta ladra como un perro. En cuestión de horas, ella devolvió el golpe con un video en el que el magnate habla de la forma en que tomaría decisiones trascendentales como comandante en jefe.

“Consulto conmigo mismo, porque tengo un buen cerebro”, dice Trump, a lo que la ex secretaria de Estado responde con una carcajada sonora.

Es la guerra entre los aspirantes presidenciales demócrata y republicano, que inició antes siquiera de las convenciones de julio, de las que saldrán los nominados de cada partido.

Por el momento, la favorita en intención de voto es Clinton, quien tiene una ventaja de 13 puntos (51% contra 38%) sobre Trump, según la más reciente encuesta de The Wall Street Journal.

El magnate enfrenta otra desventaja: la profunda división que su aspiración presidencial genera en el seno del Partido Republicano, donde ayer destacados miembros confirmaron sus planes para tratar de optar por un candidato distinto a Trump durante la convención de julio en Cleveland, Ohio. “A pesar de las muchas diferencias que tengo con Ted Cruz, creo que es el candidato más viable para frenar a Trump. Entre Trump y Cruz, prefiero elegir a Cruz”, aseguró ayer Lindsay Graham, senador por Carolina del Sur, quien ha decidido emprender una intensa campaña para recabar fondos a favor del senador de Texas.

Trump acumula 678 delegados, mientras que Cruz lleva 418. John Kasich, el gobernador de Ohio, sólo lleva 145 de los mil 237 necesarios para ser nominado por el partido.

El líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, reconoció ayer por primera vez que si ningún candidato obtiene la cifra de delegados necesarios para julio, la convención será abierta y la última palabra la tendrán los delegados del partido, quienes podrían votar libremente.

Los republicanos están preocupados por la debilidad de Trump frente a sectores clave como las mujeres, los afroestadounidenses y los hispanos. “En las elecciones [de 2012] perdimos 80% del voto de las minorías. Si Hillary se lleva el voto de las mujeres Trump necesitaría 70% de los votos de los hombres y eso es casi imposible”, explicó el estratega republicano Steve Ministeri. “Ello sin contar el 40% del voto hispano que se requiere como mínimo para ganar”, añadió.

En el lado demócrata, el liderazgo está cerrando filas en torno a Hillary, incluyendo al líder de la minoría en el Senado, Harry Reid, quien instó a los republicanos a definirse y “decir basta” a Trump o bien a ponerse detrás de éste en su “siguiente rueda de prensa”.

Incluso el presidente Barack Obama lanzó un llamado urgente a la base demócrata para unirse a Clinton, de quien ayer se hizo oficial su victoria en las primarias de Missouri, el domingo.

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