El socialista Pedro Sánchez tiene algo más de dos semanas para lograr el apoyo necesario para convertirse en jefe del Ejecutivo español. El 2 de marzo arranca el debate de investidura en el Congreso de los Diputados, fijó ayer su presidente, Patxi López.

La investidura de Sánchez se votará el día 3 y si no obtiene mayoría absoluta, la votación se repetirá dos días después, cuando le valdrá con tener más sí que no.

Si España siguiera sin presidente dos meses después, el 26 de junio habría nuevas elecciones. Pedro Sánchez se ha comprometido a someter a un referéndum entre los militantes del PSOE cualquier acuerdo al que llegue con los demás partidos. La consulta se celebrará previsiblemente el 27 de febrero.

Podemos hizo una propuesta al líder socialista para comenzar negociaciones. El plan mantiene la principal línea roja que el PSOE situó hace unas semanas como punto infranqueable incluso para sentarse a hablar a la misma mesa: la celebración de un referéndum de autodeterminación en Cataluña.

Pablo Iglesias, líder de Podemos, también quiere el cargo de vicepresidente de Pedro Sánchez. Para esa vicepresidencia reclama el control del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el órgano estatal que hace las encuestas más importantes del país; el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que es el organismo de espionaje e información, y el Boletín Oficial del Estado (BOE).

“Pablo, no sabes dónde estás”, le respondió el portavoz parlamentario del PSOE, Antonio Hernando, quien encabeza el equipo negociador que formó Sánchez hace dos semanas. “¿En qué momento nos hemos perdido que el jefe del Estado te haya encargado la investidura?”, inquirió al líder del Podemos el jefe negociador de Pedro Sánchez.

Rajoy, entretanto, sufre cada vez una mayor presión interna y externa para dar un paso atrás y permitir la renovación del liderazgo del PP, golpeado por un incesante goteo de casos de corrupción. Se sigue pidiendo su renuncia.

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