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Dresde/Ljubliana/ Zagreb.— La ciudad alemana de Dresde fue escenario ayer de multitudinarias protestas de simpatizantes y detractores del movimiento islamófobo Pegida, que celebró su primer aniversario con renovadas fuerzas por el descontento que suscita en muchos alemanes la llegada masiva de refugiados.
Entre 15 mil y 19 mil personas salieron a la calle para plantar cara a los autodenominados Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida, por su acrónimo en alemán).
Cuatro columnas de manifestantes marcharon desde distintos puntos de la ciudad hacia el casco antiguo, cerca de la Theaterplatz, donde paralelamente se dieron cita entre 15 mil y 20 mil seguidores de los islamófobos.
En el acto de Pegida, su dirigente Lutz Bachmann, investigado por la Justicia por instigación al odio racial, y otros líderes fustigaron la política de refugiados del gobierno alemán y afirmaron que los refugiados recibían mejor trato que los alemanes. “Fuera Merkel” y “Repatrien a los refugiados”, gritaban los seguidores del movimiento.
Miles de alemanes inundaron ayer internet de fotos en repudio a Pegida. Los organizadores de la acción en línea bajo el hashtag de #IchBinDresden (Yo soy Dresde) reconocieron estar “sorprendidos” por la gran acogida en la red.
Caos en la ruta de los Balcanes. El cierre parcial de las fronteras por parte de Eslovenia y Croacia desató ayer el caos en la ruta de los Balcanes que siguen miles de refugiados que intentan llegar a Europa occidental: miles de personas quedaron varadas bajo la lluvia delante de las fronteras de Serbia a Croacia y de este país a Eslovenia.
La policía cerró las fronteras y permitió sólo el paso a una parte de los migrantes, provocando grandes retrasos en el viaje de éstos hacia Austria y Alemania. Después de que Hungría cerrara su frontera con Croacia, los refugiados han desviado su ruta desde el fin de semana a través de Eslovenia.
La ministra del Interior eslovena, Vera Györkös Znidar, criticó a Croacia por transportar más indocumentados a la frontera común de los que el país puede acoger. Y se quejó por ello ante la Unión Europea. Liubliana ha puesto el límite en 2 mil 500 refugiados por día, que traslada después hacia Austria.
Pero pese a todas las protestas, Croacia siguió llevando a miles de personas al paso de Sredisce ob Dravi, en la frontera con Eslovenia, donde la policía les impidió continuar su viaje.
Miles de refugiados acamparon ante los pasos fronterizos cerrados, intentando protegerse del frío y la lluvia con mantas y lonas y encendiendo pequeñas hogueras.
El ministro del Interior croata, Ranko Ostojic, lanzó acusaciones contra Grecia, que consideró “el principal responsable” de la crisis.
La crisis parece lejos de terminar: el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados confirmó que el domingo 10 mil nuevos inmigrantes se pusieron en marcha desde Grecia y Macedonia en dirección a Serbia.