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Washington.— El Secretario de Defensa, Ashton Carter, y del jefe del Estado Mayor conjunto, Martin Dempsey, comparecieron ayer en una audiencia del Comité Servicios Armados del Senado, donde reconocieron que la campaña militar en Irak y Siria no avanza como se esperaba. Un día después de que el presidente Barack Obama admitiera que la guerra contra el terrorismo del Estado Islámico (EI) podría durar “una generación”, el miedo a una desintegración sectaria en Irak asomaba ayer en el seno de la cúpula militar estadounidense.
Durante una audiencia que permitió entrever las fortalezas, pero sobre todo las debilidades de la estrategia de EU en Irak y Siria, Dempsey reiteró lo que había dicho Obama un día antes, que la guerra en ambos países “será de una generación” y aseguró que mientras EU y sus naciones aliadas no cuenten con un socio confiable para retener los avances inflingidos al EI, la victoria nunca será posible.
“Derrotar al EI no sólo requiere aniquilarlos militarmente sobre el terreno, sino asegurarnos de contar con fuerzas que garanticen el florecimiento de una sociedad civil fuerte y plural”, aseguró el secretario de Defensa al insistir en que uno de los grandes obstáculos para consolidar la victoria es la falta de efectivos para derrotar al EI.
“La bala de plata en esta guerra no es contar con una estrategia efectiva. La bala de plata es contar con la resolución de las tropas iraquíes para combatir”, aseguró Dempsey en alusión a la fragmentación sectaria que ha hecho del ejercito iraquí no sólo un grupo sin unidad de acción, sino además dominado por odios sectarios que los convierten muchas veces en enemigos jurados.
La imposibilidad de una victoria en el corto plazo en Irak y Siria alentaba ayer a líderes del Partido Republicano como John McCain a presentar al presidente como un iluso por la implementación de una estrategia militar que ha fracasado y que no será exitosa hasta que EU se coloque al frente de una coalición de tropas sobre el terreno para erradicar a los ejércitos del EI.
“La ausencia de una estrategia coherente le ha permitido al Estado Islámico expandirse por todo el mundo. Como en Libia, Egipto, Nigeria, e incluso a Afganistán”, aseguró McCain, quien preside el Comité de Servicios Armados del Senado.
“Bajo la presidencia de Barack Obama se han puesto en riesgo los logros duramente ganados en la última década”, añadió en un nuevo intento por oscurecer la responsabilidad de George W. Bush por el ambiente de caos y fragmentación en Irak y para presentar a Obama como el presidente débil que ha sido incapaz de evitar la caída de Siria e Irak a manos de las fuerzas del Estado Islámico (EI).
“Cuando Obama se haya ido de la Casa Blanca, es muy posible que Bashar al-Assad siga en Siria, lo mismo que las fuerzas del EI. Hoy hay más células terroristas en todo el mundo que antes de los atentados del 11-S”, aseguró a su vez el aspirante presidencial republicano Lindsay Graham, al intentar presentar la guerra contra el terrorismo como uno de los grandes fracasos de Barack Obama.
“El verdadero temor es estar entrenando y armando a efectivos que, después, se pueden volver contra nosotros”, reconoció el senador demócrata por Florida, Bill Nelson, al revelar que hasta la fecha los asesores militares de EU sólo han entrenado a un grupo de 60 combatientes sirios.
“Nueve años de ocupación en Irak sólo demostraron que la presencia de EU no resolvió los problemas de exclusión política y social en ese país. Y esto demostró a su vez que mientras los actores locales no se hagan cargo de los problemas, la decisión de enviar más tropas para derrotar al EI no resolverá nada a largo plazo”, dijo Jeremy Shapiro, del Brookings Institution.