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maria.montaño@eluniversal.com.mx
En las investigaciones para esclarecer el asesinato del actor Renato López y su amigo Omar Girón, ocurrido el pasado jueves en una zona boscosa de San Juan Jilotzingo, se ha descartado el secuestro y el robo como móviles del doble crimen, además de que se confirmó que el ataque “fue directo”, informaron fuentes cercanas a la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM).
Las fuentes consultadas por EL UNIVERSAL indican que el actor y su amigo fueron acribillados en un ataque perpetrado directamente contra ellos, toda vez que no hay indicios —en ningún sentido— que los liguen con problemas de drogas, se informó.
Debido a que las indagatorias realizadas hasta el momento indican que Renato y Omar fueron víctimas de un ataque frontal y que podría haber sido planeado su homicidio, los investigadores ampliaron las pesquisas a integrantes del círculo “más cercano de ambos”.
Debido a lo anterior fueron “entrevistados” los primeros familiares de las víctimas, con el objetivo de determinar con precisión quiénes integraban ese “círculo cercano”.
De lo que se trata con toda esta investigación es de “buscar pistas, cualquiera, entre el entorno social, familiar o laboral” de las víctimas, indicaron las fuentes.
La hipótesis que se tiene hasta el momento es que el actor Renato López y su compañero, el publicista Omar Girón, pudieron haber sido víctimas de alguna problemática o rencilla de algún tipo que venían enfrentando en el ámbito familiar o social desde hace tiempo.
Por lo pronto, las líneas de investigación primarias que arrancaron tras el suceso fueron descartadas, esto es el secuestro y el robo.
Cabe destacar que Jilotzingo se encuentra enclavado en una zona boscosa donde se tienen reportes de la operación de grupos delictivos armados —ligados a células de La Familia Michoacana— que operan en la zona.
De hecho, en abril pasado, en las inmediaciones del mismo lugar, pero sobre la carretera Ixtlahuaca-Jilotzingo —donde ocurrió el crimen de Renato López— fue emboscado y acribillado el alcalde de Santa Ana Jilotzingo, Juan Antonio Mayén Saucedo, quien fue atacado por un grupo delictivo que portaba armas de grueso calibre.
En el caso del edil, Martín Marín, fiscal de Asuntos Especiales de la procuraduría estatal, dijo —en su momento— que Saucedo estaba relacionado con un grupo delictivo cuyo líder fue asesinado.