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Amarrado al poste de la corrupción, con las manos “ensangrentadas” y descubierto del torso, se encuentra un hombre que a primera vista recuerda al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa. El rostro, anteojos y complexión de inmediato refieren a quien hoy se encuentra acusado por cometer delitos federales, operaciones con recursos de procedencia ilícita y delincuencia organizada, entre otros.
La imagen de la corrupción, como el propio Ariosto Otero la define, forma parte de El despertar de México, mural que se ubica al interior del Antiguo Palacio del Ayuntamiento, a unos cuantos pasos de la oficina desde donde despacha el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera Espinosa.
Si bien el autor no se atreve a señalarlo abiertamente como el ex mandatario de Veracruz, refiere que la imagen bien podría ser “el Duarte de Chihuahua, o tal vez debí poner a los 14 gobernadores que están inmiscuidos en actos de corrupción y que bien podrían ser un claro ejemplo”.
Pese a la negativa, las referencias a quien hoy se encuentra detenido en Guatemala a la espera de iniciar un proceso de extradición a México son varias. En el mural, que por el momento no se encuentra abierto al público, se puede ver un documento en el que se lee: “Real Aduana de Veracruz”. Bajo el escudo continúa: “Muchas son las leyes en un estado corrompido. Tácito”.
La hoja la sostiene un hombre con camisa de manta, pantalón café y cinturón rojo; usa sombrero, pero no calzado, a semejanza de un campesino. En su mano derecha tiene un látigo con el que castiga al símbolo de la corrupción.
Desde finales de 2016 la sede del Gobierno de la Ciudad de México fue sometido a una serie de trabajos de remodelación. A las salas Miguel Hidalgo y Benito Juárez, utilizadas para conferencias de prensa y reuniones de trabajo, se integró un mural de 75 metros cuadrados del maestro Ariosto Otero.
La obra conformada por 40 piezas, elaborada en acrílico sobre aplanados de arena y mármol, tiene a Hidalgo y Juárez como personajes centrales, aunque son los referentes a la actualidad los que llevan a la polémica.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Ariosto Otero reconoce que en distintas ocasiones han señalado la presencia no sólo del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, sino también del ex presidente Felipe Calderón; el líder de la corriente del PRD Izquierda Democrática Nacional (IDN), René Bejarano; la panista Josefina Vázquez Mota, e incluso el cardenal Norberto Rivera.
Aunque también se niega a aceptar que fue a ellos a quienes decidió retratar.
“Yo lo planteé como está, siempre fue el objetivo, pero cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. La experiencia en el mural es que hay parecidos, cuento una anécdota ahora que vinieron los integrantes de la Conferencia Nacional de Gobernadores [Conago] —que el jefe de Gobierno me invito—, uno dice ‘¿ya viste quien está ahí?, pues es [Felipe] Calderón’, dijo.
“Entonces juegan con esas imágenes todos, yo no le pongo rostro a las cosas, simplemente a las partes históricas como el caso de Juárez, que sí es necesario, pero el resto son personajes ficticios. Nacen de la imaginación y van tomando parecido dentro de un diálogo universal del mural y donde el espectador se detiene, busca sentido de pertenencia y encuentran los parecidos”, explica el artista.
—¿Cuándo empezó con la obra lo planteó así, que generara esta polémica, que viéramos a un ‘Javier Duarte’?
—El primer planteamiento fue poner a un personaje en esa posición, amarrado, porque quería llevar el tema de la corrupción a ese punto, por eso el poste dice ahí ‘corrupción’. Incluso considera que a los corruptos deberían castigarlos en el asta bandera y dar un látigo a las personas para pasar a darles su merecido. El primer boceto que hice de esa imagen, es un personaje amarrado a un poste y le están dando látigo y funcionó perfectamente en el mural, que haya parecido con alguien, es la idea de la obra.
Dentro de esta parte de la corrupción también se encuentra un sacerdote que bien podría ser el cardenal Norberto Rivera, por lo menos da esa referencia. Ante ello, Ariosto Otero simplemente acota: “Lo puse ahí porque la corrupción también es bendecida y eso hay que señalarlo abiertamente.
Dolores Padierna le presentó a MAM
Sin dejar de lado la sonrisa a propósito de los personajes que se ubican dentro del mural, Ariosto Otero recuerda que fue la senadora del PRD Dolores Padierna quien lo acercó con Miguel Ángel Mancera. Al paso de unos días, el mandatario lo buscó para que formara parte de los trabajos de remodelación.
“En una cita que yo tenía en el Senado de la República con Dolores Padierna me lo presentó [al jefe de Gobierno] e inmediatamente me dijo ‘tengo un tema con el muralismo y es con usted, deme una tarjeta, yo lo busco’, y a los 15 días me estaba buscando el oficial mayor [Jorge Silva] y me propusieron que hiciera este mural. Me pareció muy valioso porque me mostró [Mancera] una enorme sensibilidad”, relata.
Otero asegura que el jefe de gobierno no hizo petición particular alguna ni intervino en la elaboración del mismo; sin embargo, son claras las referencias hacia la actual administración: el salario mínimo y la Constitución de la Ciudad de México también forman parte de la obra.
“En absoluto [intervino el mandatario], vino aquí a verme un par de veces, ninguna opinión al respecto, ni contrarias; [Miguel Ángel Mancera] mostró una gran emoción y creo que todos los que han venido. Para nada, siempre tuve libertad de expresión”, afirma.
Ariosto Otero prefiere centrarse en la serie de referencias que se hace a la problemática actual del país: el presidente de Estados Unidos, Donald Trump y su amenaza de construcción de un muro, las muertas de Juárez, que a semejanza de un tzompantli, soportan la obra; las mujeres víctimas de feminicidios, “ni una menos”, y la pobreza del pueblo.
“Este mural quiere contar muchas cosas del pasado, pero es al revés, yo lo que quiero es evocar el presente con el pasado, tomé el pasado para contar el presente: político, social, cultural, violento y los sufrimientos de nuestro país que no calman y seguimos padeciendo históricamente, y siempre ha venido el vecino para aplastarnos, ahora está el ‘tío Trump’”, señala.
A inicios de junio el jefe de Gobierno presumió ante los integrantes de la Conago la obra de Ariosto Otero, la misma que enmarcó el anuncio de la Marcha por el Orgullo Gay y que días más tarde sirvió de escenario para anunciar cambios en el trazo del Tren Interurbano.