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Un día antes que agentes de la procuraduría capitalina catearan el domicilio ubicado sobre la calle Benjamin Hill y Altata, en la colonia Condesa, los invasores ya habían desalojado todo el lugar, llevándose muebles, dos vehículos que estaban estacionados junto a una jardinera y productos desconocidos que ocultaron en cajas y bolsas negras, según denunciaron vecinos a las autoridades que aún buscan a las 10 personas que tenía asolados a los negocios y transeúntes del sector.

Por esta situación, la dependencia investigadora busca quién pudo dar el pitazo a los presuntos integrantes de la Asamblea de Barrios, información que los alertó del operativo que ya estaba armado con días de anticipación, pero cuando ingresaron al lugar no había nada.

De acuerdo con la investigación de la procuraduría local, así como con la información proporcionada por el actual delegado Ricardo Monreal, ahí se vendía droga al menudeo y a raíz de que llegaron los invasores, delitos como el robo a transeúnte, de autopartes y extorsión se incrementaron considerablemente.

Las primeras indagatorias apuntan hacia elementos de la Secretaría de Seguridad Pública local (SSP). Denuncias vecinales indican que con frecuencia las unidades del sector pasaban sin molestar a los invasores, a pesar que acudían recién se denunciaba un robo y donde las víctimas señalaban que los delincuentes se refugiaban en dicho edificio.

La protección policial que recibían quedó en evidencia desde el pasado 15 diciembre, cuando se registró una balacera ahí entre policías y supuestos narcomenudistas.

“Siempre nos decíamos que no nos acercáramos ahí, era un lugar con privilegios”, apuntó un policía capitalino que por dos años vigiló el corredor Roma-Condesa, y quien además relató que en aquella ocasión, dentro de la camioneta que desató la persecución desde Cuajimalpa, se encontraron radios con la frecuencia policial y credenciales de “funcionarios” de la misma demarcación.

Revelaron también que los pagos que hacía el grupo que se apoderó del predio eran vastos y alcanzaban niveles altos dentro de la corporación. Como ejemplo, expuso en el anonimato por temor a represalias, el día de la balacera se solicitó ayuda cuando sus compañeros se percataron que los hombres armados intentaron refugiarse en el edificio de Benjamín Hill, nadie les respondió y el resultado fue el saldo antes mencionado.

“En ese momento nos dimos cuenta de que los que ahí se escondían estaban pesados, nos dejaron solos y ahora un compañero está detenido hasta la fecha, y al que agarraron con la droga, a los dos días salió”, concluyó el entrevistado.

La red de protección de este edificio, el cual se presume que también servía de refugio para la gente de La Unión de Tepito, es indagada a fondo por los agentes de la PGJCM por instrucciones del jefe de Gobierno, por lo que no se descarta incluso que varios agentes de esta corporación investigadora sean castigados.

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