Hacia el final de la primera mitad del siglo XX, la Ciudad de México se encaminaba a la modernidad por lo que la mancha urbana se tragaba los espacios de cultivo y se anunciaba el fin de los ríos.

El Viaducto originalmente fue previsto por el arquitecto Carlos Contreras Elizondo en 1925, junto con otras avenidas principales, como el Anillo Periférico, e inaugurado en septiembre de 1950.

“El entubamiento de los canales de aguas residuales que cruzaban la ciudad de México, trajo como consecuencia el saneamiento de amplias zonas urbanas, ya que el desalojamiento de esas aguas residuales se efectúa ahora en conductos cerrados, con lo que se ha logrado también un mejor funcionamiento hidráulico. El entubamiento de estos cauces permitió que sobre ellos se construyeran amplias avenidas que forman parte del nuevo sistema vial del Distrito Federal”, fragmento del libro “La Ciudad de México 1952-1964” .

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