¿Cuál fue la última imagen que recuerdan de hombres que tuvieron que tomar las calles para reivindicar sus derechos? Salvo que sean hombres discriminados por sus preferencias sexuales, las imágenes no son recientes.

Las mujeres, en cambio, hemos tenido que estar desde hace años, año con año, saliendo a las calles para exigir derechos negados o postergados. A las mujeres se nos han restringido derechos por el sólo hecho de ser y nacer mujeres.

Hagamos el recuento de lo que sucedió la semana pasada. Las mujeres de los países nórdicos aunque ya no necesitan tomar las calles para exigir derechos, marcharon como muestra de solidaridad hacia las mujeres afrodescendientes migrantes hoy discriminadas. En los países musulmanes es inimaginable que salgan a protestar. En Turquía, una barrera de policías intentó detener a las mujeres que buscaban manifestarse en el centro de Estambul. La policía disparó gas lacrimógeno y pelotas de goma. En Francia, el mayor problema sigue siendo la brecha salarial. Denunciaron la postura ambivalente de Macron en políticas públicas hacia la mujer, incluido el combate a la violencia sexual y los feminicidios. Berlín vivió el 8 de marzo, por primera vez, como día feriado. España presentó el número más grande de concentraciones. Madrid con 350 mil personas, Barcelona con 200 mil y Bilbao y Sevilla con 50 mil. Se planteó una huelga feminista de cuidados, de consumo, estudiantil y asociativa. Con la de cuidados se busca que los hombres asuman las tareas del hogar y los cuidados para que se den cuenta de hasta qué punto la labor de las mujeres es vital para el sostenimiento del hogar y cuánta carga están asumiendo en solitario. “Se trata de que los cuidados se conviertan en una responsabilidad social compartida y distribuida”, dijeron. Se invitaba también a abstenerse de consumir lo que no fuera imprescindible en esa jornada y, con un tamiz ecofeminista, reflexionar sobre el peso de las mujeres en el modo de consumir y la fuerza para implantar modelos más sostenibles.

En América Latina fue sin duda Argentina el país más movido. Las argentinas quieren mostrar al mundo que el feminismo puede convertirse en eje estructurador de las luchas por la justicia social. Además de las demandas históricas, manifestaron su resistencia ante los ajustes económicos impuestos por el macrismo, mostrando el impacto diferenciado hacia las mujeres.

En Chile, la movilización superó todas las expectativas: 200 mil personas se concentraron en Santiago para participar en la primera huelga general. El lema usado fue “Contra la precarización de la vida, mujeres trabajadoras a la huelga feminista”. En el Salvador se marchó por la despenalización del aborto y por la exigencia de justicia para los cientos de feminicidios que se han quedado sin resolver.

En México, como siempre, fue en la capital del país en donde se dio la mayor concentración. Tal como sucedió en Argentina con la marea verde, un buen número de mujeres jóvenes salieron a la calle por primera vez. Había una mezcla de edades y de exigencias. A las de siempre se sumaron las afectaciones por los recientes anuncios de cambio en las políticas públicas respecto de las estancias infantiles y de los refugios para las mujeres que sufren violencia. El tema de la violencia fue el reclamo más sentido, desde el acoso hasta el feminicidio.

Aunque la agenda está clara y los reclamos están más que justificados, todavía se escuchan voces que se preguntan: ¿qué más quieren las mujeres? ¿No se conforman con lo que ya tienen? La respuesta es NO. Todavía no está construido el mundo igualitario que queremos. Es más, se encuentra amenazado por quienes usan su fe en contra de nuestras razones. El feminismo no es la perniciosa “ideología de género” sino la beneficiosa lucha paritaria con la que, al final, ganamos todos.


Catedrática de la UNAM.
@leticia_ bonifaz

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