Vamos a llegar a Rusia sin haber podido suprimir el grito homofóbico dirigido al portero del equipo contrario cuando despeja el balón. La palabra continúa saliendo desde cada uno de los roncos pechos en la inconsciencia colectiva. Ninguna multa ha tenido efecto, ni tampoco los intentos para convencer de que cese la referida práctica en atención a que refuerza prejuicios y contribuye a que se mantengan prácticas discriminatorias contra la comunidad LGBT+, en sentido inverso a los esfuerzos que muchas instituciones llevamos a cabo para erradicar los estigmas y la discriminación. En México existe normatividad suficiente pero aún no lo suficientemente internalizada.

El país anfitrión ha mostrado rechazo e intolerancia a ciertos grupos, en especial, a la comunidad LGBT+. El gobierno mexicano, a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores, emitió una “Guía para tu viaje al mundial de futbol Rusia 2018” disponible en su página, donde advierten que “las manifestaciones públicas relativas a la diversidad sexual y de género son sancionadas” y que “las expresiones de afecto entre parejas del mismo sexo en público no son generalmente aceptadas y pueden dar lugar a agresiones físicas o verbales”.

Así como cuando las mujeres recibimos avisos al viajar a un país musulmán; en esta ocasión, aunque Rusia sea un país desarrollado y tenga una porción de su territorio muy cercana a los países nórdicos —ejemplo de apertura y de garantía de libertades—, para el mundial se está aconsejando moderar las expresiones de afecto para evitar problemas con las autoridades y con la sociedad.

De toda Rusia, ha sido Chechenia la más conocida mundialmente por su persecución a los homosexuales e, incluso, por ejecuciones extrajudiciales y cárceles secretas para recluirlos y torturarlos. Existen informes al respecto de Human Rights Watch y de Amnistía Internacional.

Rusia fue llevada ante la Corte Europea de los Derechos Humanos por el caso Bayev y otros 67667/09, en relación con una norma aprobada en 2013 que se llamó ley contra la propaganda homosexual. La Corte la estimó discriminatoria por reforzar el estigma y los prejuicios y fomentar la homofobia tal como se desprende de la resolución del 13 de noviembre de 2017.

Los tres activistas que recurrieron a la Corte habían sido multados por haber convocado a diversos grupos y haber llevado pancartas a favor de la tolerancia y de la aceptación de la diversidad entre 2009 y 2012 delante de una escuela, una biblioteca y una oficina pública en San Petesburgo.

La ley en cuestión permitía sancionar a los que difundan información sobre “relaciones sexuales no tradicionales” entre menores —como si la homosexualidad se pudiera fomentar— y elevó a nivel nacional las prohibiciones existentes en algunas regiones del país.

Los jueces europeos estimaron que el gobierno ruso “no ha demostrado que la libertad de expresión acerca de los temas LGBT devaluarían a las familias tradicionales existentes y no pone en peligro su futuro. En cambio, la vaguedad de la terminología empleada en el tipo penal sí puede ser instrumento de abusos en casos concretos”. La sentencia considera tres derechos: a la libertad de expresión, a la privacidad y la autoadscripción en concordancia con la Convención Europea sobre Derechos Humanos.

En la época estalinista, la homosexualidad fue considerada delito; permaneció tipificada de 1933 a 1993 cuando Yeltsin derogó el tipo penal. Con Putin lo que es delito es la propaganda homosexual ya referida.

La fiebre del futbol puede aprovecharse para que no sólo los rusos, sino personas de todas las nacionalidades, asumamos que la dignidad humana no puede estar relacionada con una preferencia u orientación sexual. En el caso de México, ojalá el anonimato de las masas ya no cobije el grito que refuerza la homofobia.

Directora de Derechos Humanos
de la SCJN. @leticia_bonifaz

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