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Hoy por hoy, cualquiera de los tres punteros podría alcanzar la victoria. Pero la tendencia favorece a López Obrador. En todas las encuestas está arriba. Y tanto Meade como Anaya están bastante desdibujados (más el primero que el segundo) mientras que AMLO sigue marcando agenda con propuestas, contradicciones y desdichos. No importa. Desde luego, la incertidumbre de cómo votarán los indecisos, electores apartidistas y votantes útiles continuará hasta casi el final; pueden influir en ello, como en otras ocasiones, los aciertos, los yerros, las ocurrencias y disparates que hagan y digan los candidatos. Los debates también podrían incidir significativamente en el voto de los indecisos (ocurrió en 1994, 2000 y 2006). Y el voto útil al parecer será determinante en esta elección. No lo ha sido salvo en 2006. Muchos piensan aún que el voto útil de la izquierda le dio el triunfo a Vicente Fox en 2000; no es así. El PAN obtuvo votos por arriba del PRI, de modo que aún sin voto útil Fox hubiera ganado aunque con un margen bastante menor.
Y en 2012, Peña Nieto recibió un muy reducido voto útil (220 mil), mientras que ganó con ventaja de tres millones y medio. Pudo haber prescindido del voto útil y ganar con holgura. No así en 2006, donde Calderón recibió 30% del voto útil (emanado del PRI y el Panal), mientras que AMLO recibió 65% (el restante 5 % favoreció a Patricia Mercado). Sin ese voto útil, Calderón no hubiera triunfado (si es que lo hizo). En ese año el voto útil sí fue determinante. Ahora probablemente lo será también. Sobre todo, que hay distintivos en esta elección que motivarán seguramente mucho voto útil; el Panal no necesariamente dará todo su voto a Meade; en el Edomex, fueron mucho menos los votos que del Panal recibió Del Mazo que lo que ese partido captó para diputados. Y la mayoría de su voto útil fue para AMLO en 2012. También muchos priístas desencantados podrían votar por alguien más, sobre todo si su partido no remonta el tercer sitio (como sucedió en 2006). Por otro lado, numerosos panistas seguramente no coinciden con Anaya, por lo que podrán votar por otro candidato (no necesariamente del PRI). Y seguramente muchos perredistas votarán por Morena en la pista presidencial. Pero tampoco es seguro que AMLO consiga todos los votos de su alianza; ¿habrá obradoristas desencantados con la coalición con el PES, al grado de quizá mejor no votar por nadie (se ve difícil que lo hicieran por Meade o Anaya)? Pero con el PES tampoco se sabe; ¿estarán conformes con un candidato que si bien evoca a un pastor protestante, presenta una política económica distinta a la suya? ¿Será que se sientan más cómodos esos votantes con Meade o con Anaya, ambos también sumamente conservadores pero liberales en lo económico?
La lucha por el voto útil está en marcha. Es probable que la incorporación de Javier Lozano a la campaña de Meade responda no sólo a la gran amistad entre ambos, sino para enviar un mensaje a los calderonistas y panistas desencantados de por dónde habría que votar útil. Aunque lejos de ayudar, le podría perjudicar a Meade. Desde luego, queda claro que ante la guerra entre el PRI y el PAN, a raíz de la elección de Coahuila, los calderonistas optaron por el primero dado que Anaya cerró las puertas a Margarita Zavala. Y la designación de Tatiana Clouthier como coordinadora de la campaña obradorista parece tener también la intención de captar el voto útil del PAN. Sin demeritar las habilidades y trayectoria de Tatiana, su apellido pesa mucho entre los panistas. Como sea, AMLO lleva ventaja, pues además de contar con feligreses sumamente devotos, podría captar mucho voto útil del PRD, PAN, Panal e incluso del PRI. Por lo cual su bloque electoral difícilmente va a disminuir, pero puede crecer a costa de las demás opciones. El desencanto en estos 18 años con el PRI y el PAN, y el hartazgo con la rampante corrupción de este gobierno, mucho le pueden ayudar.
Analista político.
@JACrespo1