López Obrador da por sentado que ganará la Presidencia, como todo parece indicar. AMLO exhorta por tanto a que si van a votar por él para la Presidencia, lo hagan también por su coalición para el Congreso.

Eso, para lograr en lo posible un “cayuco completo”, dice (para no utilizar el término “carro completo” que es terminología del viejo PRI aunque se refiera a lo mismo).

En contraste, Tatiana Clouthier, aceptando que en las listas legislativas (o de gobernadores) de Morena y aliados, aparecen varios impresentables, recomienda en tal caso no votar por ellos, sino sólo por AMLO para la Presidencia.

Hay ahí disonancia con la estrategia de AMLO, pero refleja sinceridad de Tatiana y su reconocimiento de que incluso muchos obradoristas no aceptan todo lo que decida AMLO, ni a todas sus propuestas de candidaturas.

Por su parte, Enrique Krauze hizo un llamado —se sobre-entiende que a los obradoristas— para que, si han decidido votar por López Obrador, no lo hagan por su coalición en la pista legislativa.

La lógica de Krauze es que la concentración de poder en una persona (en este caso, en AMLO) representa un riesgo para el ejercicio democrático, pues elimina en cierto grado el contrapeso institucional al Ejecutivo.

El temor de Krauze y muchos otros es que con mucho poder, López Obrador podrá ejercerlo de manera más discrecional y eventualmente arbitraria, lo que en términos de equilibrios democráticos podría implicar un retroceso.

Entiendo que algunos obradoristas temen lo mismo (los he oído directamente) por lo que harán un voto dividido; AMLO a la Presidencia, pero por algún partido opositor en el Congreso. En ese segmento el llamado de Krauze puede tener algún eco. Pero me parece que la mayoría de obradoristas va en sentido contrario; votar parejo por Morena en la pista presidencial y legislativa, justo para que AMLO tenga el mayor margen posible de acción y pueda llevar a cabo la Cuarta Transformación de México. Es lógico; si alguien apoya una opción con un proyecto concreto y diferenciado de los demás, conviene darle mayoría legislativa para que tenga las menos trabas posibles.

Se trata de una decisión entre privilegiar mayor poder para gobernar (AMLO) o el contrapeso presidencial (Krauze). No es fácil lograr el equilibro entre ambos componentes en una democracia.

Soy partidario del sistema parlamentario más que del presidencial porque a mi parecer en aquél es más fácil lograr el equilibrio entre ambos elementos; la eficacia de gobierno se estimula con una mayoría en el Congreso, pero eso no impide que en ciertas condiciones, pueda llamarse a cuentas a un jefe de gobierno abusivo, o incluso incompetente (recién lo vimos en España).

En los sistemas presidenciales suele darse un “gobierno dividido”, donde el partido que controla el Ejecutivo no tiene mayoría absoluta en el Congreso. Pero por otro lado, ante ciertos abusos o ineficiencia del presidente, no hay manera de llamarlo a cuentas (salvo en situaciones muy graves). Normalmente hay que esperar a que acabe su mandato. Es decir, el presidencialismo puede y suele ser más deficiente tanto en términos de gobernabilidad como de rendición de cuentas. Pero aquí no hay ni habrá (al menos por mucho tiempo) un parlamentarismo.

Ante lo cual flota la pregunta ¿tendrá AMLO, aún ganando la presidencia, mayoría en el Congreso? Me parece que aún habiendo varios obradoristas que quizá no voten por la coalición Juntos Haremos Historia para el Congreso, la mayoría lo hará. Algunos sondeos proyectan la posibilidad de que dicha coalición sí alcance la mayoría absoluta. Pero incluso si no ocurriera eso, un triunfo amplio y holgado de AMLO puede provocar que legisladores de otros partidos decidan alinearse con el nuevo centro de poder.

No me extrañaría que algunos legisladores del PRD, Panal, PVEM, MC e incluso del PRI, decidan mejor pasarse o colaborar con Morena en busca de un mejor futuro personal. De ser así, AMLO gozaría de una mayoría muy amplia en ambas cámaras legislativas.


Profesor afiliado del CIDE.
@JACrespo1

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