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El gobierno de Porfirio Díaz (1876-1911), no sólo dejó huella en la historia y en la modernización del país, sino también en la arquitectura, donde franceses e italianos, como Adamo Boari y Emile Bernard, fueron responsables de las grandes obras arquitectónicas de su gobierno, mismas que caracterizaron toda una época.
Algunas de las construcciones y edificaciones que fueron proyectadas por Porfirio Díaz, son verdaderas joyas arquitectónicas que aun conservan su esplendor y su belleza, como el Palacio de Bellas Artes, el Palacio Postal, el Expiatorio (Guadalajara), el Teatro Juárez (Guanajuato)
EL PALACIO DE CORREOS
A finales del siglo XIX aumentó considerablemente el movimiento de correspondencia en el país y con ello crecieron las necesidades de espacio y funcionalidad en el servicio postal, por lo que en 1900 comenzó a gestarse el proyecto del Palacio de Correos, en la calle de Tacuba.
Este edificio es obra del arquitecto italiano Adamo Boari, y la construcción del ingeniero mexicano Gonzalo Garita. El estilo general del edificio obedece al español antiguo anterior a la época de la conquista, conocido como Plateresco o isabelino.
La primera piedra se colocó el 14 de septiembre de 1902, y tras cinco años de trabajo, el Palacio Postal fue inaugurado el 17 de febrero de 1907 por el Presidente Porfirio Díaz. El costo total de la obra fue de $2,921,009.94.
El 4 de mayo de 1987 el Palacio Postal fue declarado Monumento Artístico de la nación en el diario oficial de la misma fecha.
BELLAS ARTES
La construcción del Palacio de Bellas Artes se hizo por mandato de Porfirio Díaz, quien lo encargó para celebrar el Centenario del inicio de la Independencia de México.
Con un estilo Art Nouveau y Art Decó, el inmueble fue realizado por los arquitectos Adamo Boari y Federico Mariscal, así como por el ingeniero William H. Birkmire, el palacio de Bellas Artes fue inaugurado el 29 de septiembre de 1934 por el entonces presidente de la República Abelardo L. Rodríguez.
La construcción de este recinto cultural se inició durante la presidencia de Porfirio Díaz, cuya obra fue encargada al arquitecto italiano Adamo Boari, quien es también el autor del Edificio de Correos.
El estilo arquitectónico que Boari eligió fue el Art Nouveau que estaba de moda a principios del siglo XX y que se caracteriza por la suavidad de las líneas curvas y por una exaltación de la mitología y los elementos de la naturaleza. Toda la parte exterior del Palacio está realizada en ese estilo y a ella corresponden las fachadas con sus esculturas elaboradas con mármol de Carrara.
En la actualidad es considerado como uno de los principales recintos culturales del país.
Monumento a la Revolución
Para conmemorar el centenario de la Independencia en 1910, el presidente Porfirio Díaz convocó a un concurso internacional para la realización del proyecto de la sede de las cámaras de diputados y senadores, uno de los más grandes y lujosos del mundo, con más de 14 mil metros cuadrados.
En 1906 comenzó la construcción de éste obra del arquitecto francés Émile Bérnard, quien concibió este edificio con la estética europea neoclásica, asentado en una masiva estructura metálica y una tecnología de vanguardia para su cimentación, pero el movimiento revolucionario y el desvío de fondos para combatirlo, provocaron que este proyecto fuera suspendido en 1912, quedando en su abandono su esqueleto metálico que ya estaba colocado. Las esculturas que se habían mandado hacer para dicho palacio quedaron dispersadas en varios puntos de la ciudad, como Bellas Artes y el Bosque de Chapultepec.
En 1933, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia rescató la obra de Bérnard y reinterpretó la estructura y los espacios para darle un nuevo significado, y en 1936 se constituyó como un mausoleo y figuras importantes que representan los ideales revolucionarios yacen en las criptas colocadas en los cuatro pilares. La obra queda concluida en 1938, también fue concebido como un mirador público que permaneció abierto por tres décadas.
En esta época, Porfirio Díaz, trata de reflejar avance y modernidad, y se da la actualización de la infraestructura productiva (caminos, ferrocarriles, puertos) y propicia la entrada de capital extranjero, lo que da pie a un Eclecticismo Arquitectónico.
En esta tendencia se combinan lenguajes y dan origen a diversos estilos arquitectónicos, entonces se reproducían los modelos académicos europeos (Bellas Artes de Paris, Londres y Roma), se importan técnicas constructivas y materiales europeos. Se utiliza el fierro laminado en columnas y viguetas, evocando a la Revolución Industrial del siglo XIX. Se tiene la técnica del esqueleto de hierro. Se usan bóvedas catalanas y entarimados de madera sobre marcos metálicos. Se utilizan los recubrimientos y acabados: mármoles italianos, granitos nórdicos, bronces y vidrios. De materiales locales se usa: tabique de barro como acabado aparente y canteras suaves.
(Fuente: Gabriela Piña Olivares, Historia de la Arquitectura Mexicana, Universidad Autónoma de Hidalgo)