Más Información
Rosa Icela Rodríguez se reúne con próximo titular del INM; “arrancaremos el 2025 con mucho trabajo”, asegura
SSa llama a tomar medidas preventivas ante bajas temperaturas; pide proteger salud por temporada invernal
Oposición tunde diseño de boletas de elección judicial; “la lista definitiva la harán Monreal y Adán Augusto”, dice Döring
Padres de normalistas de Ayotzinapa marchan a la Basílica de Guadalupe; exigen cárcel para los responsables
3 de cada 10 veces que se vende bacalao en México es carne de otras especies: ONG; llaman a CONAPESCA a rastrear productos
Cada día se hace más patente la necesidad de ordenar, regular el uso y conservar los ecosistemas marinos. Los instrumentos ofrecidos por el sector pesquero han resultado ineficaces en buena medida, lo que explica la sobreexplotación y colapso de numerosas pesquerías, así como profundos impactos ecológicos que han llevado a la desestructuración de cadenas tróficas e incluso a la extirpación regional o extinción de especies. La pesca es una actividad que explota especies silvestres en su medio natural.
Desde un compartimento sectorial y un enfoque parcial impuesto por intereses creados, no es posible asegurar la conservación de los mares, y tampoco la viabilidad misma de la industria pesquera cuya actividad es dominada por una ambición de corto plazo y una miopía económica y ecológica. Esto, en especial, en virtud de que permisos y concesiones de pesca se otorgan sin restricciones espaciales o territoriales y son de vigencia general en cada uno de los dos océanos que constituyen el territorio marino y Zona Económica Exclusiva de México.
Lo relativo a la vigilancia es de una precariedad extrema, en virtud de que los presupuestos de la autoridad pesquera (CONAPESCA) se concentran en más de 70% en el otorgamiento de subsidios que fomentan un excesivo esfuerzo pesquero y, por tanto, la sobreexplotación. Los presupuestos, equipamiento, personal y voluntad de vigilancia y aplicación de la ley son muy pobres. La Guardia Costera de la Secretaría de Marina, por su parte, apenas ha iniciado funciones con facultades integradas de aplicación de la ley en el mar, y tiene aún un largo trecho por recorrer.
En estos momentos, el instrumento ideal de política ambiental capaz de ofrecer una gobernanza integrada con perspectiva territorial y ecosistémica de los mares nacionales es la declaratoria y manejo de Áreas Naturales Protegidas (ANP´s). El decreto de creación de ANP es un medio poderoso de ordenamiento, planeación, conservación y regulación de los aprovechamientos de recursos naturales, que tiene soporte legal en el Artículo 27 Constitucional y en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA).
Las ANP´s marinas dan la oportunidad, sobre la base del decreto y programas de manejo, de establecer sistemas eficaces y eficientes de regulación y conservación acordados con comunidades pesqueras ribereñas o artesanales. Ofrecen condiciones para la conservación y manejo sostenible de los mares a perpetuidad, no de manera efímera y contingente. También, implican mecanismos de participación y concurrencia entre organizaciones de productores, comunidades locales, sociedad civil, entidades académicas y de investigación, autoridades federales y autoridades estatales.
A través de la declaratoria y manejo de ANP´s marinas es posible hacer valer los intereses de las comunidades pesqueras ribereñas frente a la competencia desleal y la depredación irracional de especies y ecosistemas llevadas a cabo por flotas industriales procedentes de otras entidades federativas. Lo anterior, como consecuencia directa del Artículo 48 de la LGEEPA que da exclusividad y prioridad en el acceso a los recursos naturales a las comunidades locales en las Reservas de la Biosfera. Para la pesca deportiva y operadores turísticos, las ANP´s ofrecen espacios y mecanismos de participación, planeación, regulación y ordenamiento para compatibilizar las distintas actividades y garantizar su sostenibilidad y competitividad a largo plazo.
El Mar de Cortés y el Pacífico Sudcalifornianos sobresalen como patrimonio de México y del mundo en materia de biodiversidad marina. La gran variedad de ambientes y ecosistemas y la gran productividad biológica de sus aguas, han permitido el desarrollo de un enorme número de especies de peces, invertebrados, mamíferos, reptiles y aves marinas, integrados ecológicamente a través de sutiles cadenas tróficas, donde la interdependencia es la norma, y la fragilidad y la explotación pesquera irresponsable, el mayor riesgo a su existencia.
El Mar de Cortés y las aguas del Pacífico aledañas a la Península de Baja California hoy soportan la mayor presión de la industria pesquera mexicana; ahí ocurre más de 60% de la pesca en aguas nacionales del mar territorial y la Zona Económica Exclusiva. Operan en estas regiones la mayor parte de las flotas camaronera, palangrera y sardinera del país, con profundos impactos ecológicos.
La creación de una gran Reserva de la Biosfera en el Mar de Cortés y en el Pacífico Sudcalifornianos representaría un paso histórico de gobernanza ambiental en el territorio marino más emblemático de nuestro país. Éste sería capaz de asegurar la conservación de la biodiversidad, así como la viabilidad a largo plazo de las actividades pesqueras, al igual que el desarrollo pleno de un turismo ecológico centrado en la apreciación de la naturaleza. ¿Habrá la voluntad suficiente y necesaria del gobierno federal saliente y del entrante para impulsar una iniciativa de esta naturaleza? Al tiempo.
Presidente del CEMDA