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Los huachicoleros son aquellas personas que se dedican al robo de combustible mediante la ordeña de ductos propiedad de Petróleos Mexicanos (Pemex). También se les conoce como chupaductos.
Originalmente, la palabra huachicol era utilizada para describir al producto derivado de adulterar brandy, whiskys o rones con alcohol de caña. Sin embargo, después fue adoptada por conductores de tráilers para referirse al hidrocarburo hurtado.
Actualmente, el epicentro de esta actividad es el llamado “Triángulo Rojo” en Puebla, conformado por los municipios de Tepeaca, Tecamachalco, Quecholac y Palmar de Bravo.
Pemex registra quebrantos económicos en dos vías: el robo de gasolina, crudo, diesel, gas e hidrocarburo; y los daños que sufre su red de ductos que atraviesan por Puebla.
Un informe oficial de esa compañía revela que de 2011 al 2016 se reportó la sustracción ilegal de 755 mil 869 litros de distintos productos que son transportados en sus ductos, lo que generó un quebranto patrimonial de 6 millones 395 mil pesos.
Sin embargo, las mayores afectaciones son por daños a su red de ductos, pues en el mismo periodo sumó un quebranto de mil 783 millones de pesos en las regiones poblanas de Tehuacán, Huauchinango, Cholula, Ciudad Serdán y San Martín Texmelucan.
Uno de cada tres litros robados provienen de la línea Minatitlán México, una instalación de casi 600 kilómetros que cruza Veracruz, Puebla, Tlaxcala y el Estado de México.
Además de Puebla, en lo últimos años Tamaulipas, Guanajuato, Sinaloa y Jalisco son parte de las entidades donde más se registra este delito.
Incluso, en la entidad esta actividad permea en la sociedad, pues ha surgido una subcultura que se refleja en la adopción de símbolos y ritos que celebran al huachicol, tal es el caso del culto a figuras religiosas como el Santo Niño Huachicolero y la creación de piezas musicales como la Cumbia del Huachicol.
Al Santo Niño se le ve vestido de pajecito en color negro, rodeado por tambos de 200 litros, así como botes de 20 litros, sosteniendo una manguera y un bidón de diesel. La música en torno al huachicol se ha diversificado y ya son varias los grupos quienes la interpretan.
De hecho a Tamara Alcántara Sánchez, autora de la Cumbia del Huachicol, se le conoce como la “Reina del Huachicol” y explica que en Tecamachalco, de donde es originaria, el término es muy común, se escucha constantemente en las calles y se utiliza en redes sociales.
Tamara dice respetar las críticas en su contra por crear una canción sobre una actividad ilícita, aclara que sus canciones son en alusión a lo que sucede en Puebla, pero sin ofender a nadie, sin agraviar y sin fomentar nada.