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Guatemala.— “Tenemos hambre”, exclamó la mujer —presuntamente africana— que se aferraba en la góndola de la camioneta que llegó a la Oficina Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes, después de que ella y 14 de sus paisanos fueron localizados por agentes de migración en la central camionera de la zona 12, cuando intentaban tomar un camión que los llevaría a la frontera con México.

Diuvegrand Joseth, un hombre de 38 años, venía en el grupo que fue interceptado. Con palabras entrecortadas —por su español rudimentario— narró que decidió dejar su país para aventurarse por una travesía de 20 días que lo llevó a Brasil, para luego llegar a Venezuela, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala.

La mañana del miércoles, los 15 africanos se acercaron a la periferia de la ciudad y por la tarde ya estaban en la central camionera para tomar un camión del transporte público que los llevaría a Tecún Umán, el pueblo que se ubica en el río Suchiate, el cual sirve de frontera con México.

Los africanos estaban exhaustos y hambrientos. En Esquipulas hicieron una parada breve donde tomaron agua y comieron frutas después de dos días de caminar por territorio hondureño, por rutas de extravío e internarse a Guatemala por un paso clandestino.

En el grupo iban dos niños, a los que sus padres llevaban en brazos; los migrantes se quejan que casi no habían comido ni dormido, pero no desisten en su viaje a Estados Unidos.

Diuvegrand dejó su país, porque como albañil no podía aspirar a más y fue entonces que consiguió cinco mil dólares para aventurarse hasta Brasil, donde se reencontró con más paisanos que buscaban igual que él llegar a Estados Unidos.

El obrero reconoce que lo más difícil de la travesía ha sido traspasar los 120 kilómetros de Nicaragua, porque ahí los policías le quitaron la mayor parte de su dinero. Otro problema fue que tanto las autoridades como los pobladores no han sido solidarios, a diferencia de Panamá y Costa Rica, donde la gente se suma su proyecto.

“Nosotros vamos a México”, alcanza a decir Diuvegrand, mientras un funcionario de la Oficina Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes llama al grupo para que proporcionen sus datos y luego ser enviados a la oficina de Migración, donde se les brindará alimentos y hospedaje, para luego trasladarlos a la frontera con Honduras.

Un funcionario de la Oficina Contra el Tráfico Ilícito de Migrantes de la Policía Nacional Civil (PNC), que pide no ser identificado, asegura, que la oleada de africanos a Guatemala inició en 2015 y tuvo un repunte este año.

Explica que cuando los africanos tocan suelo de Honduras, las autoridades migratorias les expiden un documento para permanecer por 48 horas en ese territorio. Al internarse a Guatemala ese documento “no sirve”.

En Guatemala, la Dirección General de Migración les entrega un documento para permanecer por 10 días, con el fin de que regularicen su estancia, “eso no significa movilizarse por el país”, detalla el funcionario.

Cuando el flujo migratorio de africanos que vienen del Congo, Sierra Leona, Guinea, Senegal y otros países, se detectó en Guatemala, se movían en camiones del transporte público, después lo hicieron en vehículos tipo turismo, luego en taxis y finalmente en autos particulares, pero las recientes reformas a la Ley Migratoria en Guatemala penalizan a los conductores de las unidades que transporten personas sin documentos.

En el 2014, un grupo del Congo y Guinea consiguió documentos notariales que los acreditaba como ciudadanos de Izabal, una etnia garifuna de Guatemala, que le permitió viajar a Francia, pero desde entonces no han documentado otro caso.

En la actualidad, la PNC y la Dirección General de Migración intercepta un promedio de 50 africanos por día, mientras que el tránsito de cubanos hacia la frontera con México es de 200 en un solo día.

Ayer, elementos de la Policía Nacional detuvieron a dos presuntos traficantes de personas que transportaban a nueve inmigrantes de África.

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