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Monterrey.— La embajadora de Estados Unidos en México, Roberta Jacobson, escuchó ayer historias de dolor que viven más de mil familias de Nuevo León que sufren la ausencia de un ser querido, pues desconocen si está muerto o la delincuencia organizada lo tienen cautivo como apoyo en sus actividades delictivas.

Fuer por iniciativa de Jacobson que se realizó el encuentro, el cual duró más de una hora y se realizó en las oficinas de la agrupación Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos (Cadhac). Sus interlocutores fueron el equipo de la asociación civil y más de 40 familiares de desaparecidos.

Una de las asistentes pidió a la embajadora “no creer las palabras del gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco”, quien ante representantes del cuerpo diplomático acreditado en el país aseguró apoyar a las familias con víctimas de desaparición e incluso dijo que si están desaparecidos “es porque en algo malo andaban”.

En otro momento, la señora María Eva Luján López, mencionó que al menos ella tiene a dónde ir a llorar a su hijo, Gustavo Acosta Luján, ultimado a quemarropa, el 1 de septiembre de 2011, cuando elementos de la Marina le dispararon en su domicilio porque les habían informado falsamente que se trataba de una casa de seguridad del crimen organizado.

“Yo lo que exijo es justicia, porque todavía no hay nadie consignado”, acusó Eva Luján, quien no pudo evitar el llanto y pareció conmover a la embajadora, también madre, según palabras de la directora de Cadhac, Consuelo Morales Elizondo.

Jacobson se unió al coro: “No estás sola” de las integrantes de Amores (Agrupación de Mujeres Organizadas por Ejecutados, Secuestrados y Desaparecidos), quienes dieron ánimos a las hermanas en dolor que parecían flaquear al exponer sus casos, y que comúnmente le dedican a cada nueva integrante del colectivo para expresarle su solidaridad.

También contó su caso, Tania Elizabeth González, quien busca a su esposo: el ingeniero Felipe de Jesús Pérez García, desaparecido en Reynosa, Tamaulipas, el 19 de marzo de 2013, al acudir a instalar antenas de telecomunicación para una empresa privada de Monterrey.

Impactada por los testimonios, la embajadora aseguró que había preparado un mensaje con palabras muy bonitas pero, admitió que no podría leerlo porque resultaría muy difícil para alguien que está relacionada con la política de un país tener que hablar de cifras, de decenas, de cientos y hasta miles de víctimas, “porque atrás de los números hay personas”.

Finalmente improvisó y señaló que al conocer sus casos de cerca ahora se siente más fortalecida, pero más que por el conocimiento de esta situación, por el coraje y entereza que observó en cada una de las madres y demás familiares de los desaparecidos.

“Ahora con el conocimiento de sus casos, reconozco el coraje que tienen y espero que eso les ayude a continuar su lucha y cuenten con la pequeña parte que yo pueda contribuir a eso, es una pequeña parte, yo sé, pero cuentan conmigo”, dijo Robertson.

Al terminar la reunión, la embajadora obsequió a Consuelo Morales un cuadro artesanal con la figura de un corazón, similar al que usa como imagen de identidad el Grupo Amores; las mujeres de la agrupación a su vez le regalaron un libro con testimonios de los deudos que ha dejado el crimen.

Antes de abandonar las oficinas de Cadhac, Consuelo Morales y las mujeres del Grupo Amores le dieron una bendición a Jacobson: “Tú, como dadora de vida, sigue dando vida por todo el camino que haces...”

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