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estados@eluniversal.com.mx
El Paso, Texas.— Vivimos en una crisis de la moral y la ética de los movimientos sociales, del gobierno siempre lo hemos esperado, de los partidos políticos. ¿Pero, qué mensaje daría yo a las nuevas generaciones de activistas si tanto he denunciado al gobierno federal por sus crímenes, organizando protestas, y de pronto ir a que me pongan una medalla?, expresó Carlos Marentes.
Tras cuatro décadas de encabezar movimientos campesinos en todo Estados Unidos, de haber luchado al lado de Cesar Chávez y ser un icono para los trabajadores agrícolas, Marentes rechazó un reconocimiento que le otorgaría el gobierno federal.
En lo que él define como un acto de congruencia, el activista campesino se negó tajantemente a recibir el premio Othli, que se entrega desde hace 20 años a mexicanos y latinos en general que radiquen en el extranjero y realicen tareas en beneficio de connacionales.
La Secretaria de Relaciones Exteriores (SRE) buscaba reconocer el trabajo de Marentes al frente del Centro de Trabajadores Agrícolas Fronterizos, lugar en donde reciben y brindan hospedaje, alimentos, asesoría legal y servicio médico a campesinos migrantes que laboran en los campos del sur de Texas.
Además, Marentes se ha destacado notablemente por encabezar movimientos que luchan por los derechos civiles, en contra de la pobreza alimentaria, la explotación de los trabajadores del campo, la represión en contra de los migrantes, entre otras causas sociales.
Tras varias décadas de pelear pacíficamente por los campesinos, Carlos revela que su salud está mermada, que el corazón quiere seguir adelante, pero las fuerzas ya no son las mismas.
“Nosotros no queremos premios, lo que queremos es justicia. Para los normalistas de Ayotzinapa, para los muertos y desaparecidos de la guerra de Calderón contra el narco. Desde 1996 iniciamos un movimiento para que se les hiciera justicia a los trabajadores que anduvieron de braceros acá en los Estados Unidos y que el gobierno les robó su dinero. Tenemos muchos reclamos en contra del gobierno”.
Marentes sostiene que las autoridades mexicanas mantienen un discurso positivo sobre los migrantes agrícolas que poco o nada se refleja en los hechos. “Desde el Donald Trump mexicano que es Vicente Fox, todo han sido puras promesas, no pasan de las declaraciones. Además, el gobierno de México le hace el trabajo sucio al de los Estados Unidos para frenar a los migrantes centroamericanos.
Respecto, precisamente, del candidato republicano Donald Trump y su discurso antiinmigrante Marentes reflexiona que en el fondo no es muy distinto del actual presidente demócrata del vecino país: “Hemos tenido más deportaciones de mexicanos en el mandato de Barack Obama que en el George Bush, en realidad son lo mismo, aunque demuestren una cara diferente”.
Tras calificarlo de “payaso”, reprocha que Trump ha provocado que salgan a la luz grupos racistas que se pensaba estaban desaparecidos como el Ku klux klan o el partido Nazi, “Se ha destapado ese movimiento racista, pero ahora la gente está reaccionando y hay también protestas en contra de esas posturas. Ya la raza [gente latina] está cansada de vivir a diario ese racismo que promueve el candidato republicano en la sociedad norteamericana”.