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Asunción Nochixtlán.— Desde el 19 de junio su vida es otra. Su modesto local de la vulcanizadora Reyes ahora tiene fama mundial. Fue el sitio donde, presuntamente, policías federales se parapetaron para disparar en contra de maestros de la CNTE y activistas. Las fotografías circularon por todos los medios nacionales e internacionales.
Pero para Jesús Reyes, todo ha sido para mal. Desde entonces, debido a los bloqueos carreteros y las protestas, no tiene trabajo. Ha tenido que realizar labores de campesino para conseguir sustento para los cinco integrantes de su familia.
Su súplica: “La bronca es que estamos sufriendo por el trabajo; no estoy en contra ni del magisterio ni de la policía, cada quien hace su trabajo, su lucha. Lo que queremos es que esto se normalice, que ya haya paz, tranquilidad. Viene nuestra festividad el 15 de agosto y queremos un Nochixtlán que retome su vida cotidiana, porque la verdad queremos estar tranquilos”.
En 1998 instaló su taller a un costado de la supercarretera Oaxaca-Cuacnopala, junto a la gasolinera; desde hace 40 días sólo tiene uno o dos servicios, que cobra entre 50 a 70 pesos, y debe madrugar para alcanzar algún trabajo.
Es la cara de las otras víctimas del 19 de junio, como la del talachero o la de los responsables del hotel Juquila, donde presuntamente se refugiaron policías que dispararon y por lo cual fue vandalizado, quemado y saqueado.
“No hospedamos a policías”. A Manuela, más conocida como Doña Isa, y Adela les tocó aquel fatídico domingo 19; junto con otro empleado atendían el hotel, ubicado a un costado de la vía federal 190, con más de 15 años de antigüedad y 35 habitaciones.
Narran que a eso de las 10:00 de la mañana se intensificaron los enfrentamientos; “de babosas subimos a las ventanas, al techo, para mirar; quizá eso fue la confusión. Como a las 11:00 decidimos cerrar y nos fuimos, para no arriesgarnos”, dice una de ellas.
“Como a las 2:00 de la tarde nos avisaron que entraron a robar; se llevaron todo, teles, videos, papeles, víveres, tanques de gas, calentadores… No conforme con eso, con el pretexto de que ahí había policías, quemaron todo.
“Dicen que de aquí salieron los disparos, que no sé cuánta cosa, pero como digo, creo en la Virgencita, creo en Dios, y puedo asegurar que aquí no hubo federales; no hubo; estuvimos adentro, quizá mi error fue que cerré. Siento que por eso afirman y requeteafirman que ahí hubo federales”.
Hoy continúan con su empleo, pero realizando labores de limpieza; un arquitecto de la familia de los dueños, Israel Bolaños, explica que el inmueble sufrió severos daños, incluso en su infraestructura, por lo que tendrá que ser reforzado con acero en columnas y trabes, para lo cual estima una inversión de un millón 400 mil pesos.
“Imagínese qué nos hubieran podido hacer si nos quedábamos, le doy gracias a Dios y a la Virgencita que estemos con vida (...) a lo mejor nosotros que estuvimos aquí no nos vamos a creer, porque somos tres bocas contra miles que afirman que aquí hubo federales, gente mala, pero sabe Dios que no fue”, dice Manuela.
Trasladan a más víctimas. El pasado viernes, al menos otros cinco heridos fueron trasladados de Nochixtlán a la Ciudad de México para recibir atención médica especializada; con éstos suman ya unos 75 pacientes.
Uno de ellos es un profesor indígena, en apariencia fuerte, pero que no logra contener las lágrimas. Se lleva las manos al rostro moreno. Se limpia los ojos. “Esos policías nos chingaron, nos quisieron matar, ellos tiraron a matar”.
Es originario de Santa María Cuquila, localidad perteneciente al distrito de Tlaxiaco, donde imparte clases.
Le tocó la refriega y aspiró gas lacrimógeno por varias horas tratando de ayudar a sus compañeros. Estuvo internado en un hospital de la ciudad de Oaxaca por 15 días, pero sigue mal.
A casi mes y medio, Nochixtlán no tiene paz. El lunes 1 de agosto, la CNTE realizará por primera vez una segunda presentación de la Guelaguetza popular en este municipio. Mientras, los bloqueos en la supercarretera continúan durante el día, por lo que automovilistas utilizan una vía alterna para cruzar, mientras que los camiones de carga deben esperar más de ocho horas.