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Juchitán.— En los últimos ocho meses, los derrames de gasolina que ocurren desde los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex) han provocado la contaminación de ríos y arroyos, matando miles de peces y animales silvestres, además de ocasionar afectaciones a los ganaderos de la zona norte del Istmo de Tehuantepec.

Las autoridades municipales y dirigentes de organizaciones sociales de la región del sur de Oaxaca expresaron su preocupación por los constantes derrames de gasolina que, a juicio de Pemex, son producidos por las conexiones clandestinas que hacen los ordeñadores de ductos.

La alcaldesa de San Juan Guichicovi, Francisca Pineda Vera, denunció que los hidrocarburos vertidos en ríos que atraviesan los poblados de Mogoñé Viejo, Benito Juárez, Boca del Monte, Sarabia, El Triunfo y José María Morelos y Pavón, causaron la muerte de peces y de vacas.

Otro municipio afectado es Matías Romero, donde su alcalde, Etelberto Rodríguez Terán, pidió a las autoridades de Pemex que incrementen la vigilancia de sus tuberías.

Por su parte el asesor de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), Carlos Beas Torres, denunció que los derrames de gasolina han contaminado los ríos Malatengo, Juñapa, Sarabia, Jaltepec y Almoloya, que desembocan en el afluente del río Coatzacoalcos.

A pesar de que los funcionarios de Pemex se han comprometido a compensar los daños al medio ambiente, “no cumplen”, acusó la alcaldesa de San Juan Guichicovi, uno de los municipios más afectados.

El más reciente. El pasado jueves, campesinos de Paso Guayabo, comunidad que pertenece al municipio de Matías Romero, localizaron peces muertos por un derrame de gasolina que contaminó el arroyo y el río.

José David Cruz fue uno de los primeros pobladores que se percató, desde las siete de la mañana, que el agua del arroyo que usa la comunidad tenía un tono rojizo y desprendía el irritante olor a gasolina.

Hasta este viernes, personal de Pemex aún continuaba con la recuperación de la gasolina mediante la colocación de los cordones oleofílicos, pero antes se llevó en cubetas los peces que murieron intoxicados.

En un comunicado, Pemex informó que tras un recorrido de supervisión “no se observó afectaciones en la flora y fauna” en Paso Guayabo, aunque la autoridad del poblado, Silvia Cedillo, pidió que la empresa afronte y no evada sus responsabilidades.

El 30 de enero, la petrolera “abrió su temporada” de derrames de 2016 en las comunidades de Mogoñé y Boca del Monte. La carretera Transístmica fue cerrada ante el alto nivel de explosividad del producto derramado.

El 18 de febrero, un nuevo derrame de gasolina afectó a pobladores de El Triunfo y José María Morelos.

Cientos de mojarras murieron por intoxicación, así como aves y otras especies endémicas que habitan en la riviera del arroyo.

Más fechas. Para el 12 de julio, nuevamente las autoridades de Protección Civil cerraron la Transístmica por un derrame de gasolina entre Mogoñé y Boca del Monte.

El 8 de septiembre de 2015, alrededor de 500 personas de 18 rancherías de Matías Romero resultaron afectadas por el derrame de más de 100 mil litros de combustible ocurrido en Tolosita, luego de que en la víspera ocurriera otro en Boca del Monte.

“Pese a las afectaciones, Pemex dice que no puede cumplir con sus compromisos por falta de dinero”, dijo el asesor de la Ucizoni.

Añadió que la respuesta de la petrolera frente a los derrames “siempre es tardía” y con sus incumplimientos generan conflictos sociales en la zona norte del Istmo.

La alcaldesa Francisca Pineda añadió que en el poblado de José María Morelos y Pavón de San Juan Guichicovi, los campesinos afectados impiden que las brigadas técnicas de Pemex ingresen a los ranchos y agravan el problema.

Refirió que las autoridades municipales y la población afectada con los derrames que contaminan los espejos de agua, pastizales, así como flora y fauna de la zona preguntan: ¿Por qué Pemex no eleva la vigilancia a lo largo del tendido de sus ductos?

El asesor de la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo, Carlos Beas, también cuestionó “la actuación omisa” de la Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector de Hidrocarburos (Asea), creada el 11 de agosto de 2014 en el marco de la reforma energética.

“Si la Profepa no hacía gran cosa para sancionar a Pemex por los derrames, ahora los funcionarios de la Asea no se ven. Tal pareciera que esa dependencia no existe más que en la estructura de la Semarnat”, añadió.

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