Wendy se ha esmerado durante años en verse como se siente; la minifalda y zapatillas de tacón de 10 centímetros en tonos dorados y aplicaciones son su vestimenta favorita diaria. Claro que para verse bonita hay que saber maquillarse. "Soy chica trans", se enorgullece.

Con destreza se pone pestañas postizasy desliza una brocha que da color a sus mejillas; un labial vino resalta su boca; de un mueble toma un pantalón perla y se enfunda en él; sobre la cama deja la falda corta.

Determinó, dice, usar un atuendo distinto al cotidiano, nada escandaloso, y hacerse notar con una playera morada, para asistir a la marcha anual del orgullo LGBTTTI.

Wendy tiene 39 años de edad y hace diez decidió cambiar de género; comenzó su transformación con tratamientos hormonales, con lo que le creció el busto, el pelo y su voz ahora es femenina.

Este año la marcha de la comunidad no es heterosexual, comenta, tiene relevancia especial por la secuela de polarización social que dejaron las elecciones, por la escandalosa intervención de la Iglesia Católica, con el obispo a la cabeza, en una "desafiante campaña homofóbica y en contra del matrimonio igualitario".

Durante dos meses Wendy participó en la organización de la XV Marcha del Orgullo LGBTTTI (Lésbica, Gay, Bisexual, Transgénero, Transexual, Trasvesti e Intersexual), con representantes de diversos movimientos del Frente de Organizaciones en Defensa de los Derechos Humanos y Diversidad Sexual.

En esta ciudad de corte conservador, destaca que esta es la ocasión representativa para repudiar la violencia como la ocurrida en Orlando y Veracruz, los mensajes de odio de grupos religiosos y del mismo clero, alzar la voz y pedir respeto a los derechos humanos, a las libertades y la diversidad.

Wendy dice haber sentido en carne propia la violencia de la discriminación y criminalización oficial, con 50 ingresos a los separos de la Policía por vestirse de mujer con falda corta en la calle por la noche.

"Me ha costado mucho", dice.

Se dedica al servicio sexual en un horario nocturno de 10 de la noche a las 3:00 horas, para enseguida volver a su casa con su madre, a la que tiene como su dependiente.

En su andar nocturno, dice que se topa con policías que la conocen y que sólo se le acercan y revisan los bolsillos y lo mismo hacen con otras chicas transgénero, pero hay agentes que les piden favores sexuales a cambio de no detenerlas y se las llevan y dejan tiradas y hasta las golpean.

El vivir la violencia por su condición sexual la llevó hace una década a realizar un activismo en defensa de sus derechos y liderar el movimiento.

Dice estar consciente de que no se dedicará por siempre a ese oficio, por eso debe buscar otro para cuando sea mayor.

“Aguascalientes es una de las ciudades en las que somos reprimidas, retrógrada por sus líderes políticos, y no hablo de partidos políticos", y afirma que debe ser constante la lucha social para exigir respeto a susderechos.

Suspende la conversación, toma su bolso y se dirige a la Plaza Exedra, anexa a la plaza principal; ahí recoge una dotación de condones y lubricantes. Arma un stand para donar los productos de prevención de enfermedades sexuales. Apresurada se dirige a un grupo de chicas, les pide que sigan su camino hacia la calle Madero y junto con ellas se pierde entre la comunidad LGBTTTI y decenas de banderas arcoiris.

Wendy se integra a un contingente de cientos de personas que han llegado a la plaza de Armas, con carteles y que a gritos demandan respeto a sus derechos humanos. "Todas las familias, todos los derechos", expresaban.

Algunos llevan atuendos artísticos  y de reinas, otras se muestran aturdidas por la muerte de un integrante de la comunidad, atropellado por un vehículo particular minutos antes de iniciar la marcha.

En la plaza cantan e interpretan a Lupita D’Alessio, Amanda Miguel, ante familiares y amigos que los respaldan y a otras personas, que -dice Wendy- vienen por morbo.

Lupita

En el departamento de Wendy, Samy dice sentirse realizado como gay. Esto lo ha llenado de satisfacciones desde hace 20 años en que comenzó a personificar a Lupita D'Alessio.

Se coloca frente al tocado y en minutos cambia su aspecto a femenino. “Soy gay y soy arista”, menciona ataviado con un traje confeccionado con lentejuelas.

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