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Son fuertes. En el porte llevan el orgullo de su estirpe de raíces indígenas mexicanas. De vivir en jacales de carrizo y lodo en Sonora, migraron hacia Estados Unidos y con perseverancia y arduo trabajo, pasaron a ser los dueños de un complejo turístico con hotel de lujo, casinos, un anfiteatro y el mejor campo de golf de la nación. Ellos son los yaquis de Pascua Nueva en Tucson, Arizona.
Constituyen una nación dentro de otra nación que respeta su soberanía, costumbres y tradiciones, las cuales transmiten de generación en generación.
La comunidad indígena, la cual está asentada en 250 acres (unas 101.1 hectáreas) de territorio estadounidense, luce próspera, limpia y ordenada.
Distribuidos en varios estados de la Unión Americana, los indígenas son alrededor de 20 mil habitantes regidos por un gobierno tribal que dirige 35 departamentos —entre ellos el social, de salud, educación, seguridad y deporte—, y supervisa la “gran joya” de la Tribu Pascua Yaqui: el Casino del Sol Resort.
La disciplina y el trabajo impulsó al pueblo originario a una inigualable historia de éxito. Siendo una de las tribus con mayores rezagos sociales y económicos, tomaron ejemplo de otras etnias y en 1994 crearon el Casino del Sol, proyecto que los llevó al auto empleo y a la prosperidad.
En el año 2001 construyeron un segundo casino, éste de mayor magnitud con juegos de azar, póquer, bingo y máquinas tragamonedas. Además, ese año lograron erigir AVA (Anselmo Valencia Tori Anfiteatro) con cupo para 5 mil personas, donde se presentan artistas de todo el mundo.
La habilidad financiera de sus gobernantes los catapultó en 2011 con la edificación de un hotel de altura, con 215 habitaciones de lujo y 10 suites con balcón, un suntuoso edificio que cuenta con spa, gimnasio, piscina al aire libre, lujosas cabañas privadas, bar, fogatas y un centro de negocios, para convertirse en el único complejo con casino de Arizona galardonado con Cuatro Estrellas de Forbes y AAA Four Diamond.
Cristalizaron la hazaña en el año 2012 con la edificación de Sewailo Golf Club con 72 hoyos, el mejor de Estados Unidos, diseñado por Notah Begay III; es un campo que cuenta con 5.6 hectáreas con lagos y arroyos naturales.
Dentro del emporio turístico ubicado al suroeste de Tucson, operan 10 restaurantes, bares y cafeterías, algunas franquicias internacionales; todo es de primera clase. También son dueños de un supermercado de comida rápida, una gasolinera y un lavado de automóviles.
Un imperio con interés social
Casino Del Sol Resort emplea alrededor de 2 mil personas; 80% son yaquis que en su mayoría hablan español e inglés.
De las ganancias de este emporio turístico se destinan 6 millones de dólares anuales para becas a estudiantes, también aplica recursos a obras urbanas y apoyos sociales.
La nación yaqui en Pascua se sostiene en un 45% con apoyo del gobierno federal de Estados Unidos y un 55% de las ganancias generadas por el Casino del Sol Resort.
El complejo se ubica en el Condado de Pima, en la parte suroeste del área metropolitana de Tucson, en medio de las comunidades suburbanas de Drexel Heights y Valencia West y adyacente a la sección oriental de la reserva india de Tohono O’odham, que también está separada por la línea fronteriza entre Sonora y Arizona.
La clave del éxito
En una modesta oficina, tapizada con motivos étnicos multiculturales despacha Peter Yocupicio, chairman —gobernador— desde hace 15 años de la etnia yaqui en Estados Unidos; éste en su cuarto periodo de cuatro años al frente de la tribu.
En junio habrá elecciones y tiene altas posibilidades de reelegirse.
Invitó a EL UNIVERSAL a conocer la reserva donde compartió su experiencia por una década y media como representante de la etnia y explicó con orgullo como han dejado atrás los tiempos de marginación y pobreza.
“Hace 40 años nosotros vivíamos en jacalitos hechos de carrizo y zoquete, así como están ahora nuestros hermanos del Río Yaqui en Sonora.
“Estábamos asentados en Pascua Vieja, pero el gobierno de Estados Unidos planteó nuestra reubicación para extender un parque industrial, en el sur de Tucson”, recordó.
En 1964, el congresista Morris K. Udall promovió una ley en el Congreso para que a la etnia se le transfiriera 202 acres al suroeste de Tucson; fue aprobada y constituyeron la Asociación Yaqui Pascua para recibir la escritura de la tierra. Posteriormente les entregaron más tierras. En total cuentan con 250 acres (101.1 hectáreas).
“Fue hasta el 18 de septiembre de 1978 cuando el gobierno federal de Estados Unidos nos reconoció oficialmente como ‘nativos americanos’ y empezó a otorgarnos apoyos, precisa.
El gobernador platica que cuando recibieron la tierra todo era monte: “No había nada, desde ahí empezamos a levantarnos, de la nada, nos dedicamos a buscar recursos para viviendas dignas y con la Asociación Yaqui Pascua y un grupo de empresarios, construimos el primer casino.
“Lo hicimos aún con el gobierno federal en contra, porque nos llevó a la Corte, pero ganamos, luego nos separamos de los inversionistas y quedó todo en propiedad de la tribu”, dijo.
Peter Yocupicio guió un recorrido por las calles bien trazadas, todas pavimentadas, y explicó que en esta reserva las viviendas de muro block cuentan tres recámaras, sala, cocina y baño interior, así como amplio patio trasero y delantero.
Tienen todos los servicios de energía eléctrica, drenaje y agua potable y además están impulsando un nuevo proyecto de vivienda de cinco recámaras.
Dentro de la reserva hay escuelas, estancias infantiles, campos deportivos, estación de policía, cárcel, defensoría legal, unidad de bomberos, gimnasios, escuelas de oficios, centro de atención a los adultos y otras instituciones de apoyo dirigidas por integrantes de la etnia.
Los representantes de la tribu yaqui se han esmerado en promover los valores, los usos y costumbres, la educación y el deporte como ejes fundamentales de su desarrollo.
Unidos por la sangre
El chairman Peter Yocupicio asegura que desde los años 500, había comunidades yaquis asentadas en Arizona, pero, el 2 de febrero de 1848, con la firma del Tratado de Guadalupe — donde México perdió gran parte de su territorio—, quedaron divididas con los del Río Yaqui, “pero somos la misma sangre”, dice.
Lamenta que la mayoría de sus hermanos —asentados en México— vivan en extrema pobreza, en esos “jacalitos”, sin agua potable, drenaje y otros servicios básicos.
Desde su perspectiva, tienen 40 años de rezago por falta de organización, ya que en algunos de los ocho pueblos llegan a tener hasta cuatro gobernadores y no se ponen de acuerdo para tomar decisiones y buscar un real apoyo del gobierno federal. “Aquí en Estados Unidos hay un solo gobernador y hay comunidades yaquis dispersas en otros estados”,explica.
Añade que la próspera tribu yaqui de Pascua está dispuesta a ayudar a sus hermanos mexicanos para que tengan una vivienda digna si el gobierno impulsa un programa en su beneficio aportando hasta tres pesos por peso dado por las autoridades. “Aunque, ni el gobierno de México, ni el de Sonora, nos han pedido ayuda formal”, comenta.
Y, añade, “somos la misma familia con los de Sonora, ahorita estamos apoyándolos en derechos de agua, la tierra y la agricultura, también en salud, les llevamos donaciones e invitamos a deportistas destacados a la reserva para motivarlos.
“El gobierno debe hacer más por su pueblo, esperamos que un día podamos apoyarlos más”, expresó Yocupicio al presumir con orgullo sus raíces de Pótam, uno de los ocho pueblos yaquis de Sonora.