Zacatecas

Sin estudiar química, Gerardo Nungaray Benítez logró convertir el plástico de la basura en diesel y gasolina, por medio de un catalizador que construyó y que lo ha llevado a obtener premios internacionales. Este zacatecano ahora pugna por la instalación de microrrefinerías en la iniciativa privada pero, en especial, en el sector público.

En la actualidad ha tenido acercamientos con autoridades de varios ayuntamientos para negociar que se ponga en marcha su proyecto, que permitiría que los municipios aprovechen sus basureros para producir combustible, con sus beneficios ecológicos y económicos.

El interés por la química y los inventos en Nungaray —quien tiene 45 años de edad— comenzó desde niño y por ello se ganó el apodo de El Güero Bombas.

Recuerda que cuando tenía 11 años elaboró su propio alcohol y al paso del tiempo, por su “curiosidad”, logró producir su propia cerveza y hasta una taza de baño eléctrica.

Con franqueza El Güero admite que no logró estudiar química porque fue “un niño problema”, incluso refiere que le aplicaron un test y los resultados dieron positivo al perfil del síndrome de Asperger —personas con trastornos del desarrollo cerebral que pueden ser altamente hiperactivas y demasiado concentradas u obsesionadas con un solo objeto o tema—, por lo que siempre lo expulsaban de las escuelas.

Con todo, le apasionaba leer todo sobre la química hasta que un día su padre se hartó de que lo corrieran de las escuelas y prácticamente lo sentenció a salirse de casa como escarmiento. A los 15 años de edad, intrépido y sin miedos, Gerardo decidió emigrar a Estados Unidos, donde fue pollero, pero también trabajó en fábricas de fibras de vidrio y polímeros, en ese tiempo logró terminar sus estudios, además de aprender inglés y otros idiomas.

Su facilidad por el inglés le permitió leer muchas investigaciones científicas sobre química, además de que a su regreso a México se empleó por varios años como maestro de idiomas, aunque jamás perdió su interés por la investigación y los inventos.

La basura y el invento

Un día en su casa se llenaron de basura y al llegar al tiradero vio que un niño pepenador abrió una bolsa que tenía materia clínico infeccioso. Al ver esa situación comenzó a trabajar en un incinerador para esos materiales, pues quedó impactado sobre el gran riesgo de contraer infecciones que genera el desperdicio.

Cuando creó este incinerador tuvo su primer acercamiento con la pirolisis, un proceso que consiste en la descomposición química que lleva de alguna manera a la basura a un estado líquido. Al llevar a los laboratorios a que les practicaran análisis a esos líquidos se percató de que se generaba combustible.

Realizó muchas prácticas y en cada intento logró las temperaturas adecuadas hasta obtener gasolina, grasas, aceites, base de explosivo, pues explica que al final es una forma de regresar los plásticos a su estado original. Todos son derivados del petróleo.

Explica que los plásticos que se pueden aprovechar para elaborar gasolina son envases de leche, bolsas de frituras, bolsas, alfombras, excepto el PET y CPVC, ya que éstos últimos generan dioxinas y furanos, que “son cáncer puro para los mamíferos”, precisa.

Señala que por medio del catalizador se transformar una tonelada de basura en 900 litros de combustible y ha comprobado que un litro de gasolina le cuesta 4.50 pesos. Por esa sencilla razón, afirma que es rentable y sostenible, ya que por un lado se reutiliza la misma basura y a su vez produce combustible.

Sabe que no se podría comercializar como tal la gasolina o el diesel, pero explica que con estos catalizadores ya colocados en microrrefinerías se pueden producir hasta 12 mil litros diarios, por ello, espera que con las reformas energéticas en años venideros se puedan comercializar estas máquinas.

Gerardo dice que desde hace seis años decidió “ver sus aptitudes y no sus actitudes”, por ende, optó por dar un cambio radical y renunciar a su trabajo de maestro de idiomas para buscar apoyos para desarrollar a fondo su proyecto, el cual fue acogido por el Consejo de Ciencia y Tecnología en Zacatecas, la única dependencia que le ha dado apoyo, asegura.

Lamenta que para este tipo de investigaciones no se le han abierto muchas puertas, por ello, ha tenido que poner en muchas ocasiones de su propio dinero.

“Creo que las autoridades no han tenido ningún interés. Más bien, los servidores públicos no tiene visión, a menos de que ellos ganen beneficios. Eso es lo que impide que se puedan desarrollar grandes proyectos en Zacatecas y en México”, agrega.

El premio

Su hiperactividad lo ha llevado a estar al pendiente de las tendencias innovadoras, y al enterarse de la convocatoria lanzada por el canal History Channel en 2014, a nivel Latinoamérica, decidió inscribir su proyecto en el concurso “Una idea para cambiar la historia”, donde la sociedad propone ideas e inventos creativos para tener una mejor calidad de vida y de esta forma generar un bienestar social.

En este concurso, Nungaray obtuvo el tercer lugar con lo que dejó en alto no sólo al estado de Zacatecas, sino también a México, con su invento ambiental y sostenible, ya que el primero y segundo lugar fueron personas de Colombia y Chile, respectivamente.

Hoy en día, el nombre de Gerardo Nungaray ha tomado gran relevancia, pues su proyecto permite reciclar la basura y a su vez ayuda a producir gasolina o diesel, por medio de un fácil proceso de refinamiento.

Refiere que patentó su invento y hay algunos países que se han interesado en el catalizador y empresas que se han comenzado a interesar en su microrrefinería.

Lamentó que las autoridades no han decidido apoyarlo, incluso, algunos ayuntamientos que ha visitado no quieren invertir en este tipo de proyectos. Hasta ahora, el municipio que ha mostrado mayor interés es el de Fresnillo, que podría aplicar la microrrefinería.

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