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estados@eluniversal.com.mx
San Pablo del Monte.— El corazón del barrio de El Cristo se encuentra herido. Los colonos de este barrio católico, asentado en la cabecera municipal de San Pablo del Monte, en Tlaxcala, se sienten abandonados y, ahora, atacados, por la destrucción de una capilla que se encontraba —afirman— en ruinas.
Acusan que durante semanas y meses, alertaron a autoridades estatales y federales del peligro que representaba el vetusto edificio del siglo XVIII, pero pocos les hicieron caso y cuando decidieron actuar para evitar una desgracia, les mandaron a decenas de agentes policiacos e integrantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
“Sí, ahora sí vienen a decir que por qué tiraron la iglesia, cuando nunca hicieron nada”, suelta con rabia doña Beatriz, dueña de una tiendita frente al terreno donde se ubicaba la capilla destruida y que ha generado protestas de investigadores del INAH e incluso denuncias ante la Procuraduría General de la República (PGR).
Por donde se pregunte, hay una coincidencia entre la gente del barrio: la pequeña Capilla del Santo Cristo, construida por los franciscanos durante la época colonial y con añadiduras en los siglos XIX y el XX, se encontraba a punto del colapso.
“Cómo es que vienen hasta con policías cuando era puro barro con piedra, no había pinturas ni decoración, si tuviera algo de valor religioso no se hubiera derribado, pero la mayoría estuvo de acuerdo”, remata la mujer.
La mayoría de los cerca de 500 padres de familia que componen este barrio, ubicado en la parte alta del municipio más poblado de Tlaxcala, habían venido cooperando mil pesos por familia para construir un nuevo templo que sirviera de hogar a las 14 imágenes religiosas que veneran cada principios de julio en su fiesta patronal.
Y es que aunque en la cabecera municipal existe la iglesia principal, en el barrio de El Cristo celebran su propia festividad religiosa y lo hacen en grande. Como hay 14 imágenes religiosas, cada año se postulan 14 vecinos para ser mayordomos de cada una de ellas y para hacerlo aportan 10 mil pesos cada uno para organizar la fiesta.
Fueron precisamente los mayordomos, de manera conjunta con la feligresía, los que decidieron la demolición, la cual ha generado que el obispo de Tlaxcala, Francisco Moreno Barrón, expresara su “sorpresa e incredulidad”.
Aunque el líder religioso aseguró que el padre Juventino Rocha Lima, de la Parroquia San Pablo Apóstol “nunca fue consultado al respecto”, en las calles del barrio todos sabían del plan para derruirla y abrirle paso a la imponente estructura de su nueva iglesia construida a lo largo de 19 años con aportaciones de los católicos y de nadie más.
Con insistencia, recalcan que se hicieron cartas para informar del grave deterioro de esa construcción.
Y es el presidente auxiliar del barrio de El Cristo, Francisco Anastancio Zambrano Carrillo, quien da testimonio de ello.
“Sí, definitivamente presentaba mucha grieta, incluso, el año pasado, una tormenta fuerte hizo que se colapsara la mitad de la techumbre y un jagüey en la parte norte se colapsó”, recuerda el vecino.
Rememora que se dio aviso a las autoridades municipales, quienes se presentaron en el lugar para realizar un diagnóstico de Protección Civil que determinó que no debía utilizarse más la capilla, pues representaba un grave riesgo para los niños que tomaban el catecismo.
Los 14 mayordomos, que año con año deciden las cuestiones religiosas, determinaron que se mantendría abierta hasta en tanto se avanzara la construcción de la nueva iglesia del barrio, pero llegó un momento en que era imposible mantenerla en pie.
“Decía una señora que su hijo no quería ir al catecismo porque llovía y se mojaban”, afirma Zambrano Carrillo, quien lamenta que ninguna autoridad, incluso el INAH, hayan acudido a revisar la estructura.
“Definitivamente todos están a favor porque era un riesgo para los niños”, agrega y considera que aquellas autoridades que han presentado denuncias penales deberían revisar y analizar el grave riesgo que representaba la estructura.
“Las instituciones hacen su trabajo y la ley la tienen que aplicar, pero también tienen que valorar el riesgo que corría esta estructura”, afirma a este diario.
Por eso, y ante la amenaza del coordinador nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Arturo Balandrano, quien advirtió que los responsables podrían ser condenados a entre 3 a 11 años de cárcel, el barrio católico está en espera que detengan a los integrantes de las 500 familias.
“A quien se va a acusar si el barrio decidió”, se pregunta doña Beatriz, y para no dejar dudas, suelta desafiante: “Que vengan a detenernos a todos”.