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aridiana.banos@eluniversal.com.mx
La simbiosis entre el teatro y el cine se ha hecho una constante en el tiempo; historias como Chicago, Los Miserables, El chofer y la señora Daisy y hasta clásicos como Romeo y Julieta, han pasado de un ámbito a otro tratando de conquistar al público, a veces con éxito y otras sin pena ni gloria, pero siempre con un lado positivo.
“Es una oportunidad de presentar en diferentes plataformas y contextos una idea, una historia o trabajo. Son diferentes tiempos de arte que comparten misiones y visiones. El cine tiene mayor alcance para llegar a mayor número de personas, cosa que no pasa con el teatro, por eso me parece muy bien que sus historias se trasladen a la pantalla grande”, expresó Juan Torres, quien durante un poco más de año y medio ha llevado el musical La jaula de las locas por todo el país y cuya última versión cinematográfica fue protagonizada por Robin Williams y Nathan Lane en 1996, con una recaudación de 185 millones de dólares.
“Es interesante cómo las historias están ahí y de repente se reciclan”, señaló Pedro Ortiz de Pinedo, quien junto a su padre Jorge Ortiz inició su actividad como productor con la versión teatral de Rain Man en 2011.
“Emigrar del teatro hacia cine es mucho más lógico, porque el teatro es una de las formas de arte más antiguas, por ejemplo Vaselina está basada en la obra de teatro. Nosotros fuimos más allá cuando tratamos de fusionar parte del mundo cinematográfico con el teatro con La dalia negra, fue un experimento que nos funcionó muy bien, que tuvo buenas críticas”.
El hecho de llevar nuevos públicos de un área a otra es otra de las ventajas que ve Juan Torres de este intercambio, como sucedió con Chicago, cuyo éxito teatral en Broadway lleva 20 años de temporada; se vio replicado en 2002 con la versión en cine de Rob Marshall, con Catherine Zeta-Jones y Renée Zellweger como protagonistas, y así gente no allegada a los musicales despertó su curiosidad por ellos.
“Es muy interesante cómo el mundo cada vez más se va fusionando, pero sí creo que la experiencia en vivo no la superas con nada, el teatro es una herramienta viva, tiene un encanto que no te lo pueden dar los efectos especiales del cine, que es el contacto directo con el público, creo que por eso el teatro no morirá nunca”, señaló Pedro Ortiz de Pinedo, quien el año que entra montará la versión en teatro de Atracción fatal.
Una nueva mirada. Un ejemplo de este intercambio es Closer, que llegará el 18 de agosto al Teatro Royal Pedregal, con Fernanda Borches, Araph Bethke, Pablo Cruz y Natasha Dupeyrón, como los protagonistas de esta puesta en escena que narra el encuentro de cuatro individuos (una fotógrafa, un doctor, un escritor y una striper) cuyo destino se entrelaza para dar paso a furtivos encuentros que los llevan a nada.
La obra fue escrita por Patrick Marber y se estrenó en 1997 en Londres; fue gracias al éxito que tuvo en diversas partes del mundo que en 2004 se realizó la versión cinematográfica, para lo cual fue el mismo Marber quien realizó la adaptación. Bajo la dirección de Mikel Nichols, dos de sus protagonistas fueron nominados al Oscar como Mejor Actriz y Actor de Reparto respectivamente: Natalie Portman y Clive Owen.
Para Araph Bethke, el doctor en la historia, esta dinámica entre el cine y el teatro es como un proceso natural.
“Cada vez hay menos distanciamiento entre un medio y otro, cada vez habrá menos fronteras entre colaboraciones artísticas, eso me parece sumamente interesante porque estamos abriendo puertas nuevas sobre como nos expresamos”.
Fernanda Borches, quien da vida a la fotógrafa y que también produce esta puesta en escena, consideró que no importa que la gente tenga presente la película, porque lo que verán es una propuesta diferente.
“Este es un texto para actores, porque no hay pirotecnia, no hay efectos especiales o cambios de escenografía, va a ser dura y muy realista”.