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Este es un sindicato en el que no se pide cuota para entrar pero sí muchos ánimos de asustar al público, provocar saltos en la butaca o frente al televisor y, si hay sangre de por medio, mejor.

En lugar de tener un himno como la Internacional, cuya misión era unir a los obreros del orbe, cuenta a su favor con las estadísticas del American Film Market que pone a México como el principal país consumidor de terror, en cuanto a promedios se refiere, por encima de Japón y Corea del Sur.

El Sindicato del Terror, señores, entra oficialmente.

Henry Bedwell (Más negro que la noche), Rigo Castañeda (Km 31), Jorge Michel Grau (Somos lo que hay), Emilio Portes (Pastorela) Diego Cohen (Luna de miel), Lex Ortega y Laurette Flores (México bárbaro) y Agustín Tapia (Club Eutanasia) lo integran.

En conjunto, sus filmes han vendido más de 10 millones de boletos de acuerdo con la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica. Los largonetrajes han sido adquiridos en países de oriente y plataformas digitales.

“Es una iniciativa con la idea de hacer un sello de calidad que pueda estar avalando los productos hacia afuera y apoyando a las nuevas generaciones en la producción”, dice Bedwell.

Ya hay más de 20 proyectos en estudio, tanto para televisión como cine en estudio, dicen, y en puerta al menos un par de estrenos con su anuencia: Atroz, calificada como la cinta más violenta en la historia del cine nacional, y Forward, hecha a dos cámaras y sin cortes en el set.

“Hay esta idea de que los géneros de comedia y drama son los dos buenos en México y quizá sí sea lo más fácil, pero el American Film Market dice lo que al mexicano le gusta por cultura, por tradición, pero no le estamos dando suficiente terror mexicano, aunque éste viaja bien”, destaca Castañeda.

De ahí que hayan salido proyectos como México bárbaro, ideado por Lex Ortega, hecho con cortometrajes basados en leyendas nacionales. Ésta y Los parecidos de Isaac Ezbán, quien acaba de filmarn en Canadá, fueron compradas rápido por Corea y Japón.

Perdidos, de Cohen, fue adquirida por Netflix y se pagó por completo en esa negociación.

“México bárbaro fue también con la idea de que aquellos chavos que no lograran financiar un largometraje, a partir de éste se les abriera la puerta y eso es lo que persigue el sindicato, la posibilidad de que podamos seguir produciendo año con año pelis de terror y series”, subraya Michel Grau.

Laurette Flores es una de las jóvenes promesas del género, en un país donde aparte hay pocas mujeres tras la cámara. Asiste cada jueves a las reuniones que el Sindicato sostiene para afinar detalles y el día de la entrevista revisaba una camilla de hospital a utilizar en un rodaje que pronto se dará a conocer.

“Que yo sepa el cine no se hace con el aparato reproductor (sexual) sino por el deseo de contar algo”, dice.

En los últimos 15 años han llegado a estrena una veintena de cintas de terror, siendo alguna remakes de Carlos Enrique Taboada y la mayoría quedando en el top ten nacional anual.

Para televisión, los más recientes intentos fueron MI3DOS y Lo que la gente cuenta por parte de las dos grandes cadenas de pantalla chica.

Tocará a Tapia coordinar los esfuerzos para que el Sindicato entre a ese medio, donde optan por producciones de bajos recursos.

“Muchas veces les sale más barato a ellos comprar la lata de The walking dead que producir terror, lo que debe cambiar en ellos es hacer no producciones para el mercado local sino internacional y el terror viaja”, expresa.

La pretensión del Sindicato es ir incorporando nuevos elementos como Roberto Ortiz, maquillista especializado en el género.

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