Más Información
Anuncian instalación de 25 albergues en la frontera con EU por amenaza de deportación masiva; Rosa Icela dialoga con gobernadores
Tras denuncias en Infonavit, revelan fraude en Yucatán; resurge caso del Cártel Inmobiliario de los Mañé
Ningún país es autosuficiente en lo que produce. A veces una cuestión climática puede dar al traste con cosechas agrícolas, en otras ocasiones la demanda de algún artículo en especial puede ocasionar que los insumos nacionales no cubran lo que los procesos industriales requieren. En esos ejemplos y en muchos más se recurre al comercio internacional, actividad que ha sido uno de los principales motores de la humanidad.
La decisión del gobierno estadounidense de este jueves, de imponer sanciones económicas al acero y aluminio proveniente de México y Canadá –y de la Unión Europea–, va en contra de los acuerdos que han prevalecido en el marco del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, olvida el carácter de socios que domina entre los países y es punto de arranque para una guerra comercial.
Una de las ventajas del libre comercio es la oportunidad que ofrece para que los consumidores tengan acceso a artículos de calidad y al mejor precio, sin importar su lugar de procedencia. En este contexto las empresas tienen la opción de ofrecer sus productos tanto a nivel nacional como internacional, de elevar su productividad y de ofrecer un valor agregado a sus artículos para competir.
En el escenario que se configura a raíz de la determinación de Donald Trump, los primeros perdedores en todos los países son los consumidores, pues el acero y el aluminio son materia prima para elaborar una gran variedad de artículos, entre ellos los automóviles. México respondió con aranceles a los aceros planos, lámparas, carne de puerco, embutidos, manzanas, uvas, arándanos y diversos quesos. Canadá asumió la misma posición y dio a conocer que impondrá gravámenes a productos estadounidenses.
En la Unión Europea las reacciones fueron en tono enérgico y el presidente de la Comisión Europea dijo que se responderá “ojo por ojo y diente por diente”.
Una guerra comercial no conviene a ningún país. Se sabe cuándo comienzan, pero no cuándo terminan ni la intensidad que alcanzarán. En México una de las primeras víctimas fue la cotización del dólar al menudeo, que llegó a $20.30, su nivel más alto en 15 meses.
El mundo ha creado organismos para dirimir situaciones como la que se presenta. Queda a la expectativa la forma en que actuará la Organización Mundial de Comercio. De su respuesta se podrá evaluar si actuó de manera adecuada ante el reto que tiene enfrente. México debe adoptar una decisión prudente, no débil, aunque está claro que la forma en que actuó EU no es la que se espera de un socio.