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La renovación de la presidencia de un país es un proceso que evidencia lo mejor de la democracia, pero no por eso deja de tener riesgos y dudas legítimas entre el electorado.
Uno de los riesgos más comunes es que la competencia pueda desencadenar polarización, así como una real fragmentación nacional en dos bandos al finalizar el proceso. La estrategia del ganador para aglutinar a todos los sectores, incluidos a los que no hayan votado por él, se convierte en un factor clave para que en el país se cicatricen las heridas que haya dejado la elección y en un imperativo para el buen desempeño de su gobierno.
En México, una de las dudas legítimas del electorado es la forma en que cada aspirante abordará los problemas más importantes del país si llega a ganar la Presidencia. Ni actos de campaña ni spots están concebidos para conocer el detalle de sus propuestas.
Los mítines son con frecuencia espacios para repetir una y otra vez el mismo discurso pero en diferente región del país. Las audiencias generalmente han esperado minutos u horas, a veces por curiosidad, a veces por obligación, a veces por la necesidad de escuchar a alguien que les dice que ahora sí las cosas van a cambiar... pero no se explica el cómo.
Los spots son mensajes cortos para exponer decenas de promesas... y tampoco explican el cómo.
Por esas dudas legítimas, el pasado 17 de abril un grupo de 49 ciudadanos formularon casi 100 preguntas sobre tres grandes rubros Estado de Derecho (incluidos violencia y corrupción), Economía y Desarrollo Social. El objetivo: que los votantes estén informados y que voten con plena conciencia por aquel a quien consideren el mejor para solucionar los problemas del país.
Sólo respondieron los candidatos Ricardo Anaya (Por México al Frente), Andrés Manuel López Obrador (Juntos Haremos Historia) y José Antonio Meade (Todos por México).
Este lunes EL UNIVERSAL y cuatro medios de comunicación más publican las respuestas —en sus diversas plataformas, de manera íntegra y sin ninguna edición—, que están contenidas en un suplemento de 56 páginas.
Así, se pueden consultar las ideas de los candidatos en torno a preguntas específicas como: ¿Cuáles serán las medidas puntuales para combatir a la delincuencia organizada? ¿Propondrá aplicar el IVA en alimentos y medicinas y en qué proporción? ¿Cuál sería su propuesta a fin de garantizar una educación de calidad?
Este ejercicio sin precedente permite de manera simple contrastar las propuestas de los candidatos, además de que es un instrumento de análisis para organizaciones y especialistas. Para el ciudadano se convierte en una valiosa herramienta por dos razones: la primera, es información para definir su voto, y la segunda, es un documento con el cual puede exigir el cumplimiento de promesas al futuro gobernante.