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A pesar de los avances tecnológicos y científicos de las últimas décadas, los sismos todavía no se pueden predecir. Cientos de millones de personas en el mundo viven con el temor de que en cualquier momento irrumpa la fuerza destructiva de la naturaleza.
En México, varias zonas conocen de las graves consecuencias de padecer un terremoto. En especial la capital del país, que por infausta coincidencia, ha sufrido dos fuertes embates el mismo día, pero con 32 años de diferencia.
Después del sismo del 19 de septiembre de 1985, comenzó la instalación de una red de alerta sísmica que hasta ahora es la mejor arma de prevención. Los sensores instalados frente a costas de Michoacán, Guerrero y Oaxaca pueden avisar, hasta con más de un minuto de anticipación a las poblaciones del centro del país de la ocurrencia de un temblor de magnitud de 5 grados Richter o más.
En la Ciudad de México, la red está conectada al sistema de videovigilancia y la alerta suena casi en cada cuadra. De haber existido un sistema parecido en 1985, la cifra de muertos de entonces seguramente no habría sido tan alta.
Las tragedias que han causado los sismos han dejado grandes enseñanzas y modificaciones en la forma de actuar. Ahora son frecuentes los simulacros y las acciones de protección civil en escuelas, fábricas y oficinas. Las normas de construcción se han actualizado para cumplir con los riesgos que representa levantar edificaciones sobre una ciudad mayormente asentada sobre un suelo lacustre.
En este momento, el sistema instalado en Oaxaca presenta fallas por lo cual millones de personas están en alto riesgo. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, dio a conocer que las estaciones de alerta sísmica de esa entidad no están enviando señales a la Ciudad de México.
El Centro de Instrumentación y Registro Sísmico –encargado de la operación del sistema– señaló que la caída de torres, por el mal clima, han afectado 14 sensores; agregó que no hay recursos para arreglarlos y que tan pronto lleguen, las reparaciones tomarían unos 15 días; agregó que el gobierno de Oaxaca adeuda casi 40 millones de pesos para la operación de la red.
Si prevenir es lo más útil ante terremotos, prever contingencias como la caída de torres ayudaría a que el problema se solucione en horas y no en semanas. Así millones de personas no estarían desprotegidas tanto tiempo.
En un tema como la protección de vidas ante sismos, ningún recurso se considerará nunca mal utilizado. Hay muchos temas prioritarios, la alerta sísmica debe ser uno de ellos. Las obligaciones económicas de los gobiernos no deben escamotearse.