La falta de agua es un problema extendido en grandes urbes alrededor del mundo. A nivel global existe una crisis de escasez que afecta a cientos de millones de personas, quienes no tienen acceso al vital líquido y no pueden satisfacer necesidades básicas. En México este problema también se ha dejado sentir especialmente en regiones que son oficialmente reconocidas como desérticas y en la capital del país, donde sus habitantes sufren de manera frecuente por la falta de agua.

Según estimaciones, cerca de 9 millones de mexicanos no disfrutan de agua potable en nuestro país, lo que incluye a habitantes de la Ciudad de México. Delegaciones como Iztapalapa, por ejemplo, padecen cotidianamente este problema. Las causas tienen que ver con el incremento poblacional de las últimas décadas y el aumento de la demanda de agua per cápita, pero también con la falta de infraestructura adecuada para garantizar a todos este derecho básico.

En este contexto, las autoridades de la Ciudad de México anunciaron que la capital se quedará sin agua durante cuatro días por un corte inédito. El motivo, dicen, es que se dará mantenimiento al sistema Cutzamala, que provee de agua potable a 13 delegaciones y 13 municipios del Estado de México, que se quedarán sin suministro los primeros días noviembre.

De acuerdo con especialistas, la Ciudad de México y su área metropolitana es en donde más agua se desperdicia en nuestro país, además de que es en el Valle de México donde más se contamina. A los problemas de escasez y de falta de infraestructura adecuada, se suma el hecho de que el agua es pobremente valorada y aprovechada por los capitalinos. A nivel colectivo, en la capital no se aprecia todavía la magnitud del problema.

La apuesta de las autoridades ha sido proveer de agua a los capitalinos desde el Cutzamala hasta donde es posible y traer el líquido restante de otras partes del país con el fin de satisfacer la demanda, pero este modelo no es sostenible. Las políticas para captar agua en la Ciudad de México han relegado al reciclaje y la captación de agua de lluvia, por ejemplo, ante lo cual faltan alternativas que impulsen nuevas modalidades de captación que maticen la escasez y la infraestructura inadecuada.

Las autoridades deben reaccionar ante esta realidad, de tal forma que se garantice a todos acceso al agua. Sin embargo, quedan pendientes los problemas sobre el uso final que se da al agua. A la par de los gobiernos, los ciudadanos tienen el deber de hacer conciencia sobre esta problemática, a fin de que se aminore el desperdicio y la contaminación del agua. Que cada quien asuma su responsabilidad ante este fenómeno que amenaza la supervivencia de todos.

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