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hector.morales@eluniversal.com.mx
En lo que va del siglo XXI, Vladimir Putin ha acompañado su trayectoria política como líder ruso con la actividad deportiva. Gusta practicar judo, hockey, badmiton, ciclismo, pesca e hispismo. Fotografías constatan esas aficiones.
Personalidad que contrasta con su misoginia y homofobia manifiestas, además de una gestión polémica y criticada como presidente de la Federación Rusa.
Parte de una forma de mejorar su imagen ante la comunidad internacional es la organización de eventos como la actual Copa Confederaciones o el Mundial de 2018.
“La imagen de Vladimir Putin no es buena, porque se metió en las elecciones de Estados Unidos e invadió Ucrania y tiene muchos años en el poder”, describe el internacionalista Jorge Chabat en entrevista con EL UNIVERSAL.
“Tiene una imagen poco favorable, porque aparte es machista, misógino; tiene una serie de defectos. Esto [la Copa Confederaciones] claramente le ayuda a posicionarse como un líder mundial de gran categoría”, ahonda.
La actual Rusia —de acuerdo con el especialista— es una nación que no puede ser ignorada, pese a que carece de la fuerza que tenía la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas durante la Guerra Fría.
“Ahora es una potencia menor, pero tiene influencia regional; su economía ya no es de las más fuertes del mundo, pero tiene peso militar”, indica Chabat.
En los últimos años, Putin ha causado polémica por decir que “las mejores prostitutas del mundo son las rusas” o que “nunca he tenido un mal día, porque no soy mujer”.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, hace unos días, recriminó al régimen ruso de crear una legislación que condena la promoción de la homosexualidad.
Sin embargo, la FIFA no ha mostrado objeción alguna ante ese tipo de señalamientos en el país que está organizando sus máximos torneos en 2017 y 2018. Esto a pesar, de que en sus estatutos, el organismo rector del balompié internacional exige respeto a la diversidad.
“Han habido muchos Mundiales en países con regímenes impresentables, como en Argentina en 1978 con la dictadura de Jorge Rafael Videla”, expone el también profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas [CIDE].
“La FIFA no se mete mucho en estas cosas, porque es una institución privada. El futbol es una manera de contrarrestar ciertas cosas negativas como la violencia. Se han hecho Juegos Olímpicos en la Alemania de Adolfo Hitler y así pasa. De repente, estos eventos no definen lo que pasa en la vida política”, apunta.
Putin obtendrá el beneficio de estar expuesto de forma positiva a nivel global por tener eventos deportivos de máximo nivel en Rusia. Le durará poco el gusto. Según Chabat, su imagen volverá a deteriorarse, “por su forma de ser y sus comentarios polémicos”.