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Sus sienes plateadas por el tiempo reflejan el cúmulo de episodios protagonizados durante poco más de 19 años bajo esa piel tricolor que se aferra a adherírsele. Con 37 años de edad, Rafael Márquez sabe bien que a su odisea como seleccionado nacional no le quedan tantos amaneceres, mas está listo para volver a marcar diferencia dentro y fuera del campo.

Juan Carlos Osorio le ha considerado para el doble compromiso eliminatorio ante Canadá. Según lo visto en las más recientes sesiones de entrenamiento, planea emplearlo como recuperador... Y al ‘Káiser de Michoacán’ le agrada la idea. Además de aportar en la trinchera al recuperar balones, el eterno capitán sabe que lo suyo también es la docencia futbolística.

“[Estoy] contento porque me sigan tomando en cuenta, a pesar de mi edad, así es que [voy a] intentar exprimir mi experiencia y ayudar al equipo, ya sea dentro o fuera de la cancha. Quiero aportar liderazgo y todo lo que pueda al equipo”, asegura el cuatro veces mundialista, quien debutó con el Tricolor el 5 de febrero de 1997, ante Ecuador. “Es como si fuera la primera vez que me llaman a la Selección”, comenta orgulloso.

“Para mí, sigue siendo muy importante vestir esta camiseta y esa ilusión, ganas, son las que siempre me renuevan para estar aquí”.

Queda demostrado sobre el húmedo césped de la Universidad de la Columbia Británica, donde el estratega nacional prepara –de acuerdo con las circunstancias— el primer choque ante los canadienses. La doble sesión planeada para el miércoles termina en un entrenamiento y sesión de video por la tarde, debido a la incesante lluvia que azota al suroeste canadiense y que complica el trabajo en la cancha.

No debe ser pretexto. El zamorano ha jugado cuatro eliminatorias rumbo al máximo evento futbolístico del orbe. Conoce bien lo doloroso que suele ser el camino, por lo que espera salir con todo el botín del estadio BC Place, lo que pondría al combinado nacional en el umbral del hexagonal final para Rusia 2018.

“Definitivamente tenemos que mantener el nivel que se mostró ante Honduras, sobre todo fuera [de casa], que es lo más importante, ya que es cuando más se nos dificulta conseguir puntos”, sentencia. “[Hay que] tratar de conseguir tres puntos más. Hay muchas posibilidades, buen grupo, equipo, y buscaremos seguir en la misma línea que los juegos anteriores”.

Esa que los tiene con buena marcha en el liderato del Grupo Uno, con seis unidades, cinco goles marcados y ninguno recibido.

Anhela ser parte de una eliminatoria mundialista sin sobresaltos, como la que terminó en Alemania 2006, lo que hasta le ayudaría a olvidar un poco el oscuro presente que vive en el Atlas, al que volvió con la ilusión de ser campeón, pero el sueño comienza a mutar en simple utopía.

“Me encuentro bien, en buen nivel”, diagnostica. “Desafortunadamente, en mi equipo, las cosas no están saliendo bien, pero ahora es otra mentalidad, cambiar el chip... Quizá, tomar un receso de lo que está pasando en mi club y aprovechar esta oportunidad”.

En la que, además de titular y capitán, volverá a fungir como una extensión del entrenador dentro de la cancha, porque lo de él –desde hace tiempo— también es la docencia futbolística.

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