Más Información
Detienen a presunto jefe de cédula delictiva allegada a Los Chapitos; se encargaba de narcomenudeo y compra-venta de armamento
“¡Arráncate, Coalcomán!”; así fue la campaña de Anavel Ávila, presuntamente ligada al “Mencho”, para Movimiento Ciudadano
Presupuesto para programas sociales está asegurado en la Constitución: Ariadna Montiel; destaca que se benefician a 320 mil nayaritas
Sheinbaum anuncia construcción de Farmacias del Bienestar en 2025; asegura habrá medicamentos gratuitos para personas vulnerables
“Corrupción se quedó en el pasado”, asegura Sheinbaum; afirma que gobierno no tocará recursos del pueblo
“Morena se quiere robar más de 2.4 billones de pesos”: diputado; reforma al Infonavit afecta derechos laborales, afirma
ariel.velazquez@eluniversal.com.mx
El amor de los indocumentados por el boxeo es más fuerte que las restricciones en la era Donald Trump. Sin poder recurrir a un vuelo comercial por temer a ser detenidos en el aeropuerto, tres amigos mexicanos manejaron 15 horas de Portland a Las Vegas.
Carlos Cruz, David González y Óscar Camacho tomaron su camioneta, llenaron el tanque de gasolina con 400 dólares y tomaron carretera para estar presentes en la pelea entre Saúl “Canelo” Álvarez y Julio César Chávez Jr.
Durante la travesía escucharon música de banda y charlaron por horas de los mejores boxeadores en la historia de México.
“Ahorita está difícil viajar en avión. Antes de Trump sí podíamos tomar vuelos, pero desde que llegó la migra se puso muy difícil. Queríamos estar en esta pelea y decidimos venir en camioneta”, comentaron los tres compañeros, originarios de Yucatán, Sinaloa y Michoacán.
Para ser parte de la función más esperada en la última década, cada uno de los mexicanos desembolsó 950 dólares por un boleto de zona media, además de los 350 dólares que les costó la noche de hotel. Llegaron a Las Vegas el jueves.
“Sí es un gasto el que tuvimos que hacer. Desde que salieron los boletos nos aplicamos para comprarlos en internet. Luego pagamos el hotel, ahí la verdad es que ahorramos un poquito porque los tres nos quedamos en una habitación, entonces nos tocó casi de a 100 dólares por cabeza, más lo que estamos gastando en bebidas y comida”, dijo Cruz.
Con más de 15 años viviendo en Estados Unidos, los mexicanos se conocieron en el trabajo. Se dedican a la construcción de casas y edificios en Portland.
“El trabajo rudo siempre va a estar disponible para quien lo quiera hacer y nosotros somos de esa clase de trabajadores. Nos gusta, ganamos lo suficiente para vivir y tener más oportunidades”, apuntó González.
Como el boxeo, ser migrante indocumentado en Estados Unidos necesita sacrificio. Al igual que en el deporte de los puños, el ham-bre es lo que los motivó a empezar una aventura.
“Tenemos muchos años sin ir a nuestros pueblos. Es muy difícil estar lejos de nuestras familias, no hemos podido arreglar los papeles. Salimos de México porque no tuvimos las oportunidades, a veces uno se muere de hambre”, confesó con tristeza Camacho.
Al igual que en muchas partes de Estados Unidos, ayer en la T- Mobile Arena, el español se convirtió en el idioma oficial, con los miles de mexicanos que colmaron las tribunas para ser parte de la histórica pelea.