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ssierra@eluniversal.com.mx
Con una colección de 17 mil obras de arte mexicano —prehispánicas, virreinales, del siglo XIX, modernas, contemporáneas y de cultura popular—, en una zona donde se encuentran los mayores museos de arte de la ciudad de San Francisco y distribuido en cuatro pisos que junto a las bodegas suman siete mil metros cuadrados (similar en tamaño al Museo Jumex), se construye el Mexican Museum, el más importante museo de México en el mundo.
Integrado ya a los museos del Instituto Smithsonian, el Mexican Museum abrirá sus puertas en 2019. Es un proyecto que lidera el empresario de origen mexicano Andrew Kluger —presidente de la junta directiva del museo—, que cuenta con el apoyo de la ciudad de San Francisco y que ha sumado también al sector privado; se reunieron para su construcción 63 millones de dólares. El gobierno de México no tiene ninguna participación en él, algo que lamenta Andrew Kluger.
La edificación es desarrollada por TEN Arquitectos, con Enrique Norten como arquitecto y Melissa Fukumoto, como arquitecta responsable; Sari Bermúdez, expresidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, encabeza la curaduría, y el artista Jan Hendrix es el autor de la obra que envolverá la fachada y con la que hará alusión al tema de la migración.
Hace cuatro años que Kluger tomó las riendas del proyecto que tiene cuatro décadas de ser un anhelo para parte de artistas de México y Estados Unidos. El empresario plantea dos hechos sobre lo trascendental de esta obra: el papel que puede jugar la cultura en el contexto actual de las relaciones entre Estados Unidos y México tras la elección de Donald Trump como presidente, y la certeza de que el ciudadano mexicoamericano desconoce de manera preocupante la historia de México.
“Hay que enseñar al público americano que México es un país digno, muy vivo, con una cultura y arte fabulosas que el mexicoamericano tampoco conoce. Ahora, con este idiota de Trump, tenemos que hacer cosas contra lo que él habla de México de una manera positiva; me encantaría invitar a Trump a abrir el Museo para que le diera vergüenza de lo que habla”, dice Kluger desde San Francisco, en entrevista telefónica.
Uno de los primeros logros del Mexican Musem ha sido su integración al sistema de museos del Smithsonian, un proceso complejo, largo, pero que le confiere un gran reconocimiento en esa nación y en el mundo.
Kluger recuerda que el museo lo impulsó por años el artista Peter Rodríguez —fallecido el 1 de julio a los 90 años y quien creó un pequeño museo en los años 70 en un barrio donde había muchos mexicanos y latinos—. Precisa que hoy el museo tiene un terreno de la ciudad, frente al Centro Cultural Yerba Buena, zona que hace 20 años se habilitó para abrir 11 museos, de los cuales el Mexican Museum será el último. Otros de los recintos que allí están son los museos de Asía, el Judío de Arte Contemporáneo, el MoMA de San Francisco, entre otros. Alrededor de los centros culturales se encuentran grandes hoteles.
Para Kluger, el Mexican Museo debe divulgar una historia y cultura que entre muchos se ha desdibujado. “El problema en los Estados Unidos de los mexicanos de segunda y tercera generación, es que no saben nada de México ni hablan español; saben del ´Chapo´, de futbolistas, pero de la historia de México, la cultura y la gente no saben nada. Los que recuerdan la historia del intercambio cultural están muriendo, las generaciones que siguen no saben de nada; les hablas de Siqueiros, Tamayo, y te dicen ‘¿quién?’ Saben de Diego Rivera, de Frida Kahlo, de los aztecas y mayas, del resto no saben nada”.
Sari Bermudez asegura que de cara a lo que hoy se vive en las relaciones de México y Estados Unidos la cultura debe jugar un papel de primer lugar. “México tiene una cultura de más de tres mil años. Es el momento de mostrar, sobre todo a Estados Unidos, que no es lo que su jefe de Estado está diciendo que somos, y que lo está diciendo con una absoluta ignorancia”.
Contenidos. Aunque la historia será esencial, el Mexican Musem será un museo vivo, detalla Bermúdez. “Hablamos de lo contemporáneo: nuevas tecnologías, educación, diálogo con el público, que no solo vea y aprenda sino que el museo capte las necesidades de la gente”.
Agrega que el público del museo será el de los habitantes de San Francisco: norteamericanos, europeos, afroamericanos, asiáticos, latinoamericanos y mexicanos.
Entre las 17 mil piezas que posee el museo se encuentra la mayor colección de obra de Miguel Covarrubias, la cual fue donada por la nieta del expresidente Plutarco Elías Calles; así como alrededor de 800 piezas de arte popular donadas por la familia Rockefeller. Andrew Kluger destaca, además, recientes donaciones de obras de artistas contemporáneos como Gabriel Orozco, al igual que de arte precolombino: refiere, por otra parte, la presencia en el acervo de piezas de José Clemente Orozco y Diego Rivera.
Lo que hoy se realiza es el estudio de esa colección, apunta Bermúdez: “Está prácticamente terminada la digitalización, lo que tenemos que hacer es ver, clasificar y establecer las diferencias entre arte chicano y arte mexicoamericano, latino”. Añade que en 2017 se creará un consejo de adquisición para dotar de nuevos acervos al recinto.
Acerca del museo, el arquitecto Norten dice: “Es un proyecto en el centro de la ciudad de San Francisco, tiene una posición en la ciudad absolutamente fundamental y protagónica, y lo esencial es poder llevar la cultura mexicana a este centro de una ciudad como San Francisco. Lo que queremos exhibir es la excelencia de las artes de México y de las vanguardias, incluyendo la arquitectura”.
Norten sostiene que el énfasis no será la exhibición: “Una parte tiene que ver con que se pueda ver la colección y otras muestras temporales, pero tiene que ver con difusión de la cultura, publicaciones, enseñanza, conferencias, es lo que se entiende como una nueva institución de cultura”.
La arquitecta Melissa Fukumoto enfatiza que se trata de un espacio que cuenta con una excelente ubicación, a la entrada de una plaza que se llama Jesse Square y frente al jardín Yerba Buena. Explica que una parte del museo estará en un antiguo edificio (de 13 pisos) y otra bajo uno nuevo, arriba del cual habrá una torre privada.
“En la planta baja habrá tienda, restaurante, un pequeño café, el vestíbulo, la recepción; luego habrá dos niveles de galerías y en el cuarto el área educacional y las oficinas. Queremos un museo que no es el típico espacio que se encierra y que es el puro espacio interior, sino que se abre por su transparencia, porque tenemos una obra de arte de Jan Hendrix que va a estar cubriendo la fachada”.
Sobre esta torre de condominios, Kluger reconoce que será para cierto sector social, “para gente que puede comprarlos, son caros, pero eso ayudó a apoyar el museo, teníamos que agregar dinero. Eso no impedirá a nadie venir al sueño del Mexican Museum”.
La obra de Jan Hendrix estará en toda la fachada del edificio nuevo. Él explica que luego de varios intentos y propuestas, se decantó por la idea de hacer una fachada de metal recortado compuesta de mapas e imágenes alusivas a migraciones. “Es un tema diferente al que había hace un año y medio. Son migraciones de aire, de ríos, de gente, de animales, de mariposas, de todo. Nuestro mundo está conectado por estas migraciones. La idea es generar un tejido de metal que envuelva la fachada, a manera de un velo que lo protege contra el Sol y el viento de San Francisco que es muy fuerte... El carácter de esta fachada es una sensación de mapas topográficos, del agua, de navieras, todo lo que tiene que ver con las migraciones de todos nosotros. Se crea un velo con cierto grado de abstracción, para que la gente lo mire y quiera entrar al museo”.
Será una propuesta conceptual, abstracta: “No lo quiero cargar con algo prehispánico, en homenaje a la comunidad latina en California hacer algo mas abstracto, mas conceptual y quizás también mas universal... Es el gran tema, actualmente, hoy está más vigente la discusión que nunca. Yo mismo soy migrante. No sé qué pasara con este tema, porque con lo del muro, las migraciones, todo ese tema que esta tan tremendo.”
Sólo hay un hecho que lamenta Kluger en el proyecto y es que no tenga participación del Estado mexicano. Durante la entrevista (hace dos semanas), resalta los acuerdos de préstamo de obras con la secretaría de Cultura (en particular con el secretario Rafael Tovar, recientemente fallecido) pero considera desafortunado que la administración del presidente Enrique Peña Nieto no tenga “ningún interés”.
“Crear un museo nuevo, un museo mexicano nuevo, no pasa muchas veces, es una oportunistad tremenda, y el gobierno mexicano no está ayudando para nada. Un museo como este es una manera de combatir el sentimiento antimexicano”, concluye Kluger.