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Desde hace más de una década, el Archivo Histórico de la UNAM contiene en sus bóvedas uno de los fondos más importantes en la historia del periodismo mexicano. El Fondo Félix F. Palavicini conserva parte de su biblioteca, documentos de su trabajo profesional, guiones que utilizó en los años 40 en su programa de radio, álbumes fotográficos y documentos que dan cuenta de la vida interna de los primeros cuatro años del periódico EL UNIVERSAL.
La historiadora Gloria Carreño, quien se encargó de la clasificación de todo este acervo, cuenta que estos últimos documentos no estaban contemplados en la entrega que hizo la familia, sino que fueron apareciendo durante el periodo de catalogación, lo que significó una sorpresa para el personal de este archivo.
“Los libros tienen mucha información sobre Argentina. Durante el tiempo que Palavicini fue embajador en ese país tuvo mucho interés por su historia”, indica.
Un recorrido por los anaqueles que se conservan en este fondo da una idea del perfil intelectual del fundador de EL UNIVERSAL: Tres discursos, de Ezequiel Padilla; Los gauchos judíos, de Alberto Gerchunoff; Nuestro planeta y La montaña, del anarquista Eliseo Reclus, así como libros de Indalecio Prieto, Rómulo Betancourt e Isidro Fabela.
En uno de los grupos documentales de esta colección aparecen dos álbumes fotográficos. El primero de ellos dedicado a la gestión de Félix F. Palavicini de la Escuela Industrial de Huérfanos antes de ser designado ministro de Instrucción Pública de Venustiano Carranza; el segundo es un catálogo panorámico y arquitectónico de la ciudad de Querétaro, obra del fotógrafo Enrique Cervantes:
“Este fotógrafo y estudioso de la arquitectura mexicana siempre se preocupó por preservar el patrimonio documental. Es un álbum de fotos preciosas”, explica Gloria Carreño.
Dentro de los documentos aparece una serie de 59 fojas que componen un “Balance de Archivo y pasivos de EL UNIVERSAL”, fechado en diciembre de 1920, en el que se da cuenta del estado financiero y administrativo de este periódico. En estos archivos podemos conocer el avalúo que en esas fechas tenían los edificios de Iturbide 7 y 12 de El Gran Diario de México y de la rotativa Goss, en la que se imprimió el primer ejemplar de la Constitución Mexicana de 1917.
Varios de estos documentos corresponden a la nómina de todos los empleados en ese año.
Ahí aparecen desde el director Editorial, José Gómez Ugarte, hasta los periodistas Carlos Noriega Hope, Francisco Zamora, Regino Hernández Llergo, los fotógrafos de la familia Casasola, así como empleados administrativos, de publicidad, distribución, linotipistas, formadores de planas y ayudantes generales: todo EL UNIVERSAL aparece en esos archivos. “Podríamos considerar a Palavicini como un hombre interesado en la política, la economía y la historia, intereses que no veía un asunto de gabinete, sino —como decía Marc Bloch— un hombre que ve la historia para explicarse su presente”, concluye Carreño.