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yanet.aguilar@eluniversal.com.mx
A la Mapoteca Manuel Orozco y Berra, el más importante acervo cartográfico de México y América Latina, llega todo tipo de público, desde el curioso que busca la colonia en la que vive e incluso gente de todo el país que persigue mapas originales de sus pueblos porque pelean con otros por los linderos.
Por supuesto los investigadores son los que más acuden a este espacio que resguarda más de 100 mil documentos: mapas, cartas geográficas, litografías, fotos y más de 300 instrumentos de medición, sobre todo teodolitos, que tienen su origen en la pasión colectora del historiador Manuel Orozco y Berra, de quien el pasado 8 de junio se celebró el bicentenario de su nacimiento.
El acervo, en una de las galeras del antiguo edificio del Ex Arzobispado de Tacubaya, reúne materiales cartográficos hechos entre el siglo XVII y XIX, especialmente del XIX, documentos históricos que desde hace un año están en proceso de estabilización, conservación y digitalización.
En medio de la celebración por el bicentenario de Manuel Orozco y Berra, el acervo aún tiene varias tareas pendientes. Pero se ha superado la difícil situación en la que estaba hace un año: el edificio no contaba con las condiciones mínimas para el resguardo del material, las vigas tenían polilla, las ventanas no tenían cristales adecuados para el control de luz.
Los pendientes. Las condiciones de humedad y temperatura son las óptimas, pero no los métodos de conservación de los mapas. Este importante acervo cartográfico aún utiliza maperos verticales de los que cuelgan las “varillas” con el material cartográfico. “No es el método más adecuado, lo idóneo sería que los materiales se guardaran de forma horizontal y en apartados para que no se peguen los papeles y no se generen ácidos que empiezan a oxidar el papel”, comenta la historiadora Ana Yubi.
La encargada de la selección y montaje de la exposición Bicentenario del Nacimiento de Manuel Orozco y Berra, que está abierta hasta finales de agosto, asegura que por ahora el material se está restaurando y clasificando al mismo tiempo. “El plan general es armar una nueva página de la Mapoteca donde se puedan subir y ver los mapas digitalizados. Desde el año pasado se clasifican los mapas y así como se clasifican, se digitalizan y se mandan a Tecnologías de la Información para que lo validen y lo suban. Ahorita la página no está abierta al público”, señala Yubi.
Dice que ahora trabajan los mapas del Distrito Federal de la colección General, tras haber trabajado materiales de Aguascalientes, Baja California, Campeche, Colima, Chihuahua y Colima. “Levamos un poquito más de 10 mil mapas que ya están digitalizados. Lo que tenemos digitalizado representa como 20% de la Colección General, pero en cuanto al acervo total representa apenas como 1%. Todavía tenemos mucho trabajo”, afirma Ana Yubi.
Otro de los pendientes de la Mapoteca es el de la restauración. En ello trabajan desde febrero a cargo de la restauradora Jimena Ramírez González, con una cantidad tremenda de documentos cartográficos de dimensiones que van desde los 20x25 cm. hasta mapas de un metro por 1.5 metros.
Ramírez González asegura que la mayoría de los mapas del acervo tienen intervenciones anteriores y lo que ahora se está haciendo es estabilizarlos.
La restauradora reitera que lo más idóneo es que estuvieran de manera horizontal pues por estar en las “varillas” (especie de banderas de las que cuelgan los mapas de forma vertical) muchas veces el peso es lo que los está desgarrando. “Ahorita la conservación consiste en estabilizar los materiales; y los tratamientos emergentes tienen que ver con que algunos mapas estén perforados o que les hayan hecho intervenciones para el montaje. Se están retirando intervenciones que les hayan dado y se están poniendo unas pestañas con materiales totalmente compatibles y reversibles”.
Jimena Ramírez asegura que si el mapa tiene rasgaduras o tiene algún faltante, entonces se le pone un injerto, se le agrega un parche, refuerzos y se agrega la pestaña. “La conservación comenzó en febrero de este año, en realidad lo que se ha restaurado y conservado es muy poquito, llevo dos varillas; y la cantidad de mapas en cada varilla es lo que también determina el tiempo que se tarda la intervención”.
A veces cada varilla tiene 100 documentos, en ocasiones llegan a tener 300, pero hay alguna de sólo nueve. El promedio tiene 150 mapas o cartas.
“Los documentos se encuentran totalmente estables en los maperos y solamente se les está dando restauración emergente, es decir refuerzos, pestañas; en realidad los documentos no tienen ningún tipo de ataque, se encuentran en buenas condiciones, el clima es bueno, la humedad y la temperatura también”, afirma la restauradora.
Valor histórico. Manuel Orozco y Berra quería hacer una historia general de México a través de la cartografía, pero cuando empezó su plan se dio cuenta que no había una cultura de la cartografía en el país, que mucha gente se había dedicado a hacer mapas pero nadie se había interesado en recopilarlos y analizarlos. Entonces lo que hizo fue recopilar los que pudo.
“De esta recopilación resultaron más de 3 mil 147 mapas y planos entre los que destacan ‘Geografía de las lenguas y carta etnográfica de México’, ‘Conquistadores de México’, ‘Estudios y Cronología mexicana’ e ‘Historia antigua y de la Conquista de México’, entre muchos otros”.
Los materiales tienen un gran valor histórico, del que se dará cuenta en la exposición que abrirá la próxima semana y que está conformada por 16 mapas desde el llamado “Portulano” hasta uno del centro de Oaxaca, todos ordenados de manera cronológica, desde los mas antiguos, que provienen del siglo XVII, hasta los del siglo XIX.
“El mapa original más antiguo que tenemos es el ‘Portulano’, ese es muy raro porque la empresa que lo hizo no los hizo para venta. Es un mapa que está trazado de tal manera que busca que los navegantes no se pierdan. Cuando Manuel Orozco lo vio, se dio cuenta que era muy raro, la empresa holandesa que lo hizo hacía mapas para los marineros y por ello trató de conseguirlo”, afirma Ana Yubi.
Otro de las joyas de la muestra es el “Plano de San Juan Chapultepec y sus alrededores”, mapa de autor desconocido, cuyo original se realizó en 1665 en papel marca manuscrito y a color.
“Lo que me gusta de este mapa es el sincretismo entre la cultura indígena y la española. De un lado están todas las indumentarias indígenas y la República de Indios en Oaxaca y, del otro, en la parte de arriba, está un señor españo con el bastón de mando indígena. Otra cosa curiosa es que los pueblos los simbolizaban con iglesias, entonces vemos en el mapa la combinación perfecta entre lo español y el indígena, el original es de 1625, la copia es del siglo XIX, hecha por el propio Manuel Orozco; el original está en Texas como parte de la colección de Joaquín García Icazbalceta”, indica Yubi.
Las virtudes del historiador. Manuel Orozco y Berra fue uno de los grandes colaboradores de la Mapoteca, administrada por el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, que depende de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. La colección también resguarda teodolitos, sextantes, brújulas y horizontes artificiales.
Manuel Orozco y Berra fue uno de los ideólogos de la Mapoteca, por eso lleva su nombre desde 1977. “Fue él quien dijo: ‘Necesitamos una institución que se encargue de levantar mapas de México porque nadie conoce México’, él fue uno de los grandes pensadores del siglo XIX, era un todólogo, historiador, geógrafo, político”.
Pero fue justo la política, dice Ana Yubi, lo que le provocó problemas con el gobierno en muchas ocasiones. “Fue ministro de la Suprema Corte de Justicia, ese fue uno de los cargos más importantes que desempeñó durante el siglo XIX con Benito Juárez, quien lo tenía en muy alta estima hasta que Orozco y Berra se volvió parte del Imperio de Maximiliano y por eso lo metieron a la cárcel. Durante años, Manuel Orozco y Berra trató de permanecer apartado hasta que ya no pudo”.
El mapa que le provocó algunas de sus mayores desventuras fue la “Carta General del Imperio Mexicano”, que hizo a petición de Maximiliano y que él realizó años después de que había hecho el “Mapa General de la República Mexicana”, que también forma parte de su colección y de la exposición.
“Manuel Orozco y Berra puso en una carta toda la información de la República Mexicana, allí los estados no están divididos como los conocemos, era como estaban a mediados del siglo XIX. Esa ‘Carta del Imperio’ es la que le trajo desventuras a este gran sabio mexicano”, concluye Ana Yubi.