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El Teatro de la República no está a la venta al público, sólo se vendería al gobierno federal, aseguró el presidente del Patronato de la Fundación Josefa Vergara y Hernández, Jaime García Olivares, quien consideró que hubo un malentendido en torno a la información que se dio a conocer el jueves, ya que se especuló que se pretendía vender el inmueble donde se aprobó la Constitución de 1917 por 100 millones de pesos.
“En primera, el teatro no es de un particular, es de una fundación y eso cambia mucho las cosas. Y segundo, no está a la venta al público, está para que el gobierno federal se quede con esa propiedad en virtud de la carga histórica que tiene (…) Nada más se lo queremos vender y se lo podemos vender al gobierno federal o al gobierno del estado. No hay posibilidad de que lo vendamos para que pongan un Oxxo o un Sanborns”, declaró.
Explicó que la intención de vender dicho inmueble es un asunto que se planteó desde hace siete años al gobernador Francisco Garrido Patrón (2003 a 2009). La idea de entonces y la de ahora ha sido vender el inmueble para obtener recursos para la construcción de La Ciudad de los Niños, Josefa Vergara, la cual, —detalló— concentraría los espacios de beneficencia que actualmente la fundación tiene en varios puntos de Querétaro.
García Olivares puntualizó que la administración y el mantenimiento del inmueble están a cargo del gobierno estatal, a través de la Oficialía Mayor. Dijo que por este concepto, la Fundación recibe una renta mensual de 60 mil pesos.
Explicó que al morir la señora Josefa Vergara y Hernández en 1809, dejó como albacea al municipio de Querétaro, quien administró sus bienes hasta 1881 cuando el gobierno del estado decidió quitarle la custodia de los bienes inmuebles de la llamada “benefactora de Querétaro”. “En 1881, el gobierno del estado le quita la administración al municipio. Uno de los motivos es que no tenía dinero”, dijo.
Para 1992 el entonces gobernador Enrique Burgos decidió crear un patronato que se encargara del manejo de los bienes de la Fundación y es ahí cuando se crea la Institución de Asistencia Privada Josefa Vergara y Hernández, que asume la responsabilidad de todos los bienes de la fundación, entre ellos el Teatro de la República.
Jaime García Olivares explicó que la I.A.P. Josefa Vergara y Hernández decidió dar en comodato varios inmuebles a diversas asociaciones civiles y rentar otros al gobierno estatal, como es el caso del Teatro de la República.
Reconoció que el pasado mes de diciembre buscó al gobernador Francisco Domínguez Servién para plantearle nuevamente la posibilidad de vender el inmueble al gobierno federal y con ello obtener recursos para dicho proyecto, propuesta que apoyó el mandatario estatal. “Al gobernador le gustó el proyecto, por eso se sumó al proyecto, él y su señora, que nos han echado la mano muchísimo y se los agradezco. Él ha sido el medio para llegar al gobierno federal. Esto lo estamos viendo desde fines de diciembre”, dijo.
Consultado por este diario, el secretario de Cultura federal, Rafael Tovar y de Teresa, manifestó el interés del gobierno en preservar este inmueble. “El destino del teatro es inalienable, está declarado como monumento nacional. Siempre será el Teatro de la República, independientemente de que haya sido propiedad privada a lo largo de su historia. Ha sido mantenido por las instituciones públicas en las mejores condiciones”, dijo.
El funcionario comentó que, hasta ahora, las intenciones de los propietarios es venderlo sólo al gobierno federal o al del estado de Querétaro. “Por ello refrendo el interés del gobierno federal en preservar el Teatro de la República”, dijo y añadió que cualquier acuerdo sobre su compra-venta estará sujeto a las leyes y normatividad vigentes.
Por su parte, Domínguez Servién, dijo que preferiría que el gobierno estatal pudiera comprar el inmueble histórico, por estar dentro del territorio del estado. Adelantó que se reunirá con Tovar y de Teresa para platicar del tema y de los recursos que se destinarán para la remodelación del recinto, trabajos que estarán a cargo de la Secretaría de Cultura federal, monto que se estima en 30 millones de pesos.
Según Patricia Galeana, directora del Instituto de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), la posibilidad de que ese recinto pasara a manos del gobierno federal ya había sido planteada por el Consejo Asesor que auxilia al Comité para la Conmemoración del Centenario de la Constitución de 1917, por lo que el anuncio de la posible adquisición es “una decisión apropiada, una muy buena forma de celebrar este Centenario”.
Legado de una filántropa. La historia de este recinto se remonta hasta 1845, cuando el entonces gobierno de Querétaro decidió construir un teatro en el sitio donde se encontraba una alhóndiga que había funcionado desde 1573. La intención del pueblo era tener un lugar para actividades culturales, pese a la oposición de la Iglesia, que consideraba que sería un espacio donde “se iban a presentar cosas indecentes”, recordó Galeana.
El arquitecto, autor del proyecto y primer constructor, fue Camilo San Germán, apuntó Andrés Garrido del Toral, cronista de Querétaro.
Para arrancar la construcción de dicha obra se necesitaban cuatro mil pesos. Esa cantidad, explicó el cronista, se consiguió a través de Cayetano Rubio, un español dueño de las principales fábricas de la región, a quien se le exigió que cooperara como una especie de indemnización al pueblo por el aprovechamiento que hacía de las aguas del Río Blanco.
Sin embargo, entre 1846 y 1848, con la guerra entre México y los Estados Unidos de América, la construcción del teatro fue interrumpido. Ante la falta de recursos para concluir la obra, el Ayuntamiento decidió hacer uso de los fondos que una de las mujeres más acaudaladas de Querétaro a finales del siglo XVIII, doña Josefa Vergara (1747-1809), había legado al pueblo queretano. Finalmente, el recinto fue inaugurado el 2 de mayo de 1852 bajo en nombre de Teatro Iturbide.
Hasta entonces, el predio donde se ubicaba el recinto pertenecía al Ayuntamiento de Querétaro. Sin embargo, debido a los malos manejos que el presidente Antonio López de Santa Anna hizo con algunos inmuebles propiedad de la también filántropa queretana, el Ayuntamiento decidió resarcir los daños y cedió a la ahora Fundación varios bienes inmuebles, entre ellos el teatro.