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cultura@eluniversal.com.mx
El Universal Ilustrado innovó la búsqueda de lectores, fue una publicación cultural muy importante en el ámbito del nuevo nacionalismo mexicano y la nueva identidad nacional surgida de la Revolución Mexicana. Un semanario cultural popular en el que cabía todo y que hoy, a 100 años de su aparición, es un documento histórico en el que vale la pena seguir investigando.
Esas virtudes del semanario que se comenzó a editar el 11 de mayo de 1917 fueron recordadas en el primer foro de tres que conformarán el Seminario Periodismo y Cultura que organiza EL UNIVERSAL en el marco de los 100 años de la aparición de El Universal Ilustrado, que se realizó ayer en el Auditorio Pablo González Casanova de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Ayer por la tarde analizaron la trascendencia de esta revista cultural expertos en el tema, como Yanna Hadatty, investigadora que acaba de publicar el libro Prensa y Literatura para la Revolución. La novela semanal de El Universal Ilustrado; el doctor Francisco Peredo Castro, el doctor Antonio Saborit y Julio Aguilar, editor de la sección cultural de EL UNIVERSAL.
Allí, Peredo Castro dijo que “la revista es un campo abierto para el estudio, para el análisis, para la interpretación con base en nuevas teorías, en nuevos conceptos, en nuevas aproximaciones. En virtud de la exploración gráfica y publicitaria, por las caricaturas, los dibujos, las fotografías, sobre todo por las portadas que conjugan la expresión visual con el texto, la revista es una fuente ideal para estudiar aquella contribución cultural de los iconotextos, que ahora estudian autores como W. J. T Mitchell en libros como Iconología. Imagen, texto, ideología”.
El historiador de la cultura y el cine aseguró que en los años 20 se configuró una sinergia entre medios y productos de la comunicación.
En primer lugar, dijo, estaba EL UNIVERSAL, el suplemento cultural El Universal Ilustrado, en 1923 fundan el primer programa de radio, La revista ilustrada, inicia la industria del disco, hacen esfuerzos para que exista la industria del cine y la industria de la publicidad se enriquece con todos estos dibujantes y caricaturistas que vienen de El Ilustrado. “Es decir, son proyectos de cultura que van a bombardear literalmente a los consumidores culturales de la época con una serie de productos que contienen imágenes y que están constituyendo en los hechos lo que va a ser la nueva cultura de la imagen en el país”.
Peredo Castro reconoció dos hechos cruciales de la modernidad que mostró El Universal Ilustrado: una nueva imagen de lo femenino con las primeras y desafiantes imágenes de las mujeres en traje de baño; y una fuerte tensión entre esa modernidad y la liberalización de la idea de lo femenino.
Por su parte, Hadatty dijo que El Universal Ilustrado es una revista cultural pero no una de vanguardia. “Ese es uno de los problemas para los que estudiamos desde el marco del arte y la literatura, porque tiene la presencia de todo esto que no se considera alta cultura en ese momento, pero es muy interesante porque justamente la divulgación llega a un público mucho más amplio del que sí se abona a una revista vanguardista”, dijo la investigadora de la UNAM, quien agregó que se trató de una revista que quería llegar al público de la barbería, es decir, a la clase media masculina de la Ciudad de México.
Hadatty habló del reporter, ese periodista moderno que hizo el semanario y se volvió indispensable cuando decidieron que el periodismo moderno iba a estar guiado con el predominio de la noticia sobre la opinión, una política que adoptó pronto El Universal Ilustrado.
“El reporter es una figura que viene del periodismo norteamericano, un periodista de espíritu aventurero, observador, activo, su actividad cotidiana representaba y representa la posibilidad de transformar hechos sociales en noticias y de elaborar la nota informativa. En El Ilustrado le llamaban reportazgo, era una marca periodística del diario, es un héroe y un antihéroe, es el joven que revela la noticia, está en la búsqueda de la verdad y de la noticia, que después va a ser el tema de mucho del cine norteamericano de los años 40 y 50, pero también es aquel que no recibe reconocimientos, no gana suficiente dinero y se extingue en las salas del periódico”.
Yanna Hadatty Mora, quien es investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, aseguró también que un medio tan moderno como El Universal Ilustrado permite ver esa feliz conjunción, ese círculo virtuoso en que el campo literario y el campo periodístico coinciden, se potencian, se renuevan y dan espléndidos frutos para la investigación y la lectura de ese momento, porque además es muy ameno.
En el primer foro del Seminario Periodismo y Cultura, que es organizado por EL UNIVERSAL, el historiador Antonio Saborit hizo un repaso por el contexto histórico del periodismo en México en el que surgió este suplemento cultural centenario que, dijo, nació ocupado por los “bajos fondos” y después se fue involucrando en otros temas. Indicó que los primeros años de El Ilustrado tuvieron poco esplendor y realmente fueron un clon o facsímil de otra publicación, El mundo ilustrado, pero luego llegarían los años dorados del semanario bajo la dirección de Carlos Noriega Hope.
Julio Aguilar, editor de Cultura de EL UNIVERSAL y del suplemento Confabulario, indicó que El Universal Ilustrado fue acusado de ser una revista frívola y lo era, pero fue una estrategia para crear nuevos lectores, especialmente de la nueva generación.
“El Universal Ilustrado da claves para acercarse a los nuevos lectores y a todos los interesados en las expresiones culturales más diversas. En la publicación convivían todas las manifestaciones, como el cine, la radiofonía. No le tuvo miedo a la tecnología y aprovechó todas las herramientas disponibles de su momento”, dijo Aguilar.