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Venustiano Carranza, un estadista poco valorado al que la Revolución "no le ha hecho justicia" y que por una decepción amorosa rescribió su historia y la de México.
Así lo describe Marco Antonio Mendoza en "Carranza, el hombre tras la Constitución de 1917", que a través de sus páginas aborda los claroscuros del caudillo que trascendió las armas para darle vida institucional al país.
En el marco del primer centenario de la Carta Magna, recordar a uno de sus principales artífices fue la intención de Mendoza, bajo la óptica de abogado e historiador.
"Los héroes nacionales los imaginamos o de bronce o de mármol, y debemos partir de la idea de que son personas de carne y hueso. Ese es el propósito del libro: buscar, analizar al personaje, ver cuáles son sus méritos y sus debilidades".
Mendoza Bustamante sostiene que cuando Victoriano Huerta usurpó el Poder en 1913, "muy fácil hubiera sido que él (Carranza) tomara las armas, al ser gobernador de Coahuila, y en lugar de ello va y le pide al Congreso de su estado permiso para tomarlas y, una vez que se le autoriza, legaliza la Revolución. ¿Cómo la legaliza? A través del Plan de Guadalupe, convoca a los jefes revolucionarios y fijan toda una especie de reglas para poder hacer la Revolución".
Después, ya como Presidente, reforma la Carga Magna de 1857 y es así como tenemos la Constitución de 1917, en vigor hasta nuestros días. "Ese es su gran aporte a la historia del país y la creación y diseño del Ejército Constitucionalista, antecedente del actual Ejército mexicano".
El hombre y su circunstancia
Mendoza cuenta una anécdota de Carranza donde interviene la mala suerte y los enredos del corazón. Cuando se muda de Coahuila a la Ciudad de México para estudiar medicina, se instala en una casa vecina a la de la familia de José Martí, el histórico pensador y revolucionario cubano.
"Él corteja a hermana de José Martí, ella lo desprecia y se dice que eso, junto con la afección que padecía de los ojos, hace que regrese a Coahuila. Ella lo desprecia y allí se reescribe la historia de Carranza y de nuestro país. A lo mejor México hubiera tardado más en superar la Revolución…".
No se sabe si superó el desaire amoroso, pero se convirtió en presidente municipal de Cuatro Ciénegas, su tierra natal, luego fue gobernador de Coahuila, jefe revolucionario y Presidente de la República, de 1917 a 1920.
Un hombre adusto, cuenta Mendoza, al que gustaba que lo retrataran, "tiene que ver quizá con ese ego personal de saber que estás haciendo historia". Solía regalar libros a los niños y prefería la vida austera, aunque en su faceta de sombras se le acusa de haber ordenado la muerte de aquellos caudillos que se opusieron a sus ideas.
En la historia ha vivido a la sombre de Villa y Zapata, si bien tenía la madera de estadista que aquellos no poseían, dice el autor.
"Te dicen que Villa fue el único mexicano que ha atacado Estados Unidos (…), lo que no te dicen es que fue a provocar al gobierno estadounidense para que se peleara con Carranza", situación que solucionó a través de intenso diálogo para mantener la frágil relación bilateral.
"Carranza, el hombre tras la Constitución de 1917" sale a la luz en los próximos días bajo el sello Panorama Editorial. Marco Antonio Mendoza Bustamante es autor también de "El Baúl de mi Padre" y a finales de año estará saliendo su primera novela "Teotihuacán, el misterio de la flor de los cuatro pétalos".